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jueves, 30 de octubre de 2008

POLICIA “DELINCUENTE”, HUMILLACION Y VERGÜENZA

Fernando Peña

Desde nuestro pasado colonial vivimos de la trapisonda, del engaño y la mentira. ¿Acaso no se engaña y miente al pueblo cuando se trata de presentar a alistados y rasos de la Policía Nacional como delincuentes, causante de los males de esa institución, y se le expulsa y degrada rasgándole el uniforme públicamente?

Con esa acción no se va a depurar, organizar, capacitar, preparar técnica y científicamente a la policía. Hacen faltas conjugar otras acciones, otros propósitos.

La mayor corrupción esta arriba, en algunos estamentos de mando, que son lo que responden y entran en sintonía con un sistema gubernamental que en su conjunto es corrupto. Por cada policía corrupto hay un funcionario corrupto encima de él.

El Jefe de la Policía, general Rafael Guzmán, en su recorrido a los cuarteles dijo que hasta el momento ha expulsado 980 agentes de distintos rangos.

Bueno seria que se publiquen en espacio pagado los nombres, con rango y todo, de los expulsados. Siempre se muestra a la prensa, al público, a los de abajo, a los de menor rango.

“Todo el que se equivoque y viole las leyes será cancelado y traducido a la justicia ordinaria para que responda por sus hechos,” dijo el jefe social.

Cuando pase por Santiago general, acoja las quejas de residentes de los barrios marginados, dicen que el famoso miembro de la policía, llamado “la soga”, anda de nuevo con su “equipo”, amenazando y matando delincuentes.

Hay que dejar atrás los abusos, los asesinatos, por esas características no se le debe temer ni identificar a los policías.

Claro, al igual que usted, se que los delitos y la corrupción de la policía nacional también existen en Estados Unidos y otros países desarrollados, solo que la diferencia esta en que allá son la excepción, y aquí es la regla.

También que en muchos países, por mencionar ejemplos, Bolivia, Argentina, Perú, México, etc., Jefes policiales han tenido que renunciar por acusaciones de corrupción.

La corrupción ataca, tiene como blanco fundamental a la policía, militares y el sistema judicial, que son pilares básicos de la vida social.

Se puede lograr una sociedad pacifica y organizada cuando esos pilares sean fuertes y confiables.

¿Pero, será posible lograrlo cuando nuestros policías tienen sueldos que no le da para vivir, y tienen que mantener a su mujer e hijos?

Muchos tienen dos trabajos, hasta de motoconchista, para poder subsistir. Otros, la mayoría, caen en la tentación de la corrupción. Por ello, la policía ha resultado ser la institución menos confiable del país.


Pena da escuchar decir a la gente que “la única diferencia entre un policía y un delincuente es que el primero lleva un uniforme”. Y dicen que le temen más al primero.

Aunque el problema policial es añejo, y viene desde su creación, a esa depuración y expulsión debe agregársele mejores salarios, mejor capacitación, mejor rendición de cuentas y una reforma judicial adecuada.

Pero también dejar de ser objeto de instrumentalización política, que la policía se convierta en una institución de Estado más que de gobierno.

Es mejor, da más credibilidad y confianza ante la población el darse esa agenda de reforma, de cambio, que el hacer esos show mediáticos de expulsión policial. Porque la gente no es tonta, nota que a los oficiales medios y altos no les rasgan públicamente, ante la prensa sus uniformes cuando cometen delito o acto de corrupción.

El informe de este año de Transparencia Internacional revela que la policía y los tribunales judiciales dominicanos están entre los más corruptos del continente.

Tiene que haber un cambio policial, pero entendiendo que el problema no es de persona, sino de sistema.

No humillen ni avergüencen a esos policías “corruptos,” casi siempre sin someterlo a un juicio oral y contradictorio. ¿A que lo mandan a la calle? A delinquir.



El autor es periodista
Frontera25.blogspot.com

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