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miércoles, 5 de noviembre de 2008

BARACK Y EL DESPERTAR DE LA ESPERANZA

Barack y el despertar de la esperanza
Por Milton Olivo

No pude acostarme anoche hasta no ver las palabras del Presidente electo de los Estados Unidos Barack Obama en el Parque Grant, a la orilla del Lago Michigan, en Chicago.

Imposible no emocionarme al ver esa multitud – de Blancos, Negros, Hispanos, Asiáticos- hiper-emocionados, pletóricos de esperanza, porque creyeron en la posibilidad de un cambio, y con entusiasmo y determinación se sumaron para hacerlo realidad y triunfaron.

Mayor fue mi emoción aún, cuando al abrir esta mañana mi correo electrónico, me encuentro con una nota de agradecimiento enviada por la oficina del candidato y firmada por el presidente electo.

Pero al ver tantas personas emocionadas, muchas llegando hasta el llanto, pensaba en mi país. Pensaba en la frustración colectiva existente en este momento, que le imposibilita a mi pueblo soñar con la esperanza, ponerse igualmente de pie, y exigir solución a los problemas de siempre y los nuevos.

La mafia de los apagones y cobro de un servicio que no se recibe. La delincuencia y la inseguridad en las calles. La corrupción y la impunidad, reflejada en el desinterés por parte de las autoridades en sonados caso de corrupción por favores políticos. La Invasión pacifica de nacionales haitianos. Los bajos salarios. El desempleo creciente. El abandono de nuestros campos, etc.

Se tiene establecido que la Fe, es la esperanza en Dios. Y la Esperanza, es la Fe en los hombres. Y da la impresión, que tanta frustración acumulada por las actuales generaciones, ha erradicado la esperanza en el corazón de nuestra gente. Pero yo se que no es así.

Los acontecimientos de agresión contra nacionales haitianos en Neyba y Guayubin, son desahogos que anuncian futura tempestades. Donde la responsabilidad no es de los ciudadanos, sino resultado de las autoridades. Por su indiferencia e irresponsabilidad ante la invasión haitiana.

Claro, beneficia a los de arriba; pagan menos salarios al sobrar la mano de obra. Y son los pobres los que se perjudican; menos empleos, bajos salarios, contagio de enfermedades, menos medicina y posibilidad de servicio en los centro de salud públicos.

El siglo 18 en Francia, fue denominado el siglo de Escepticismo, por el nivel tan alarmante de frustración social, corrupción y marginalidad existente. Pero ese mismo siglo, fue el que generó la Revolución Francesa, donde hasta el propio Rey fue guillotinado. Tomemos los mensajes de la historia, para que no se repita.

No se justifican los actuales niveles de miseria y marginalidad existente en República Dominicana. Y esa es la verdadera razón de los carteles militares involucrados en el narcotráfico. Los responsables son los padrinos de la impunidad. Que creen que pueden condenar a los demás a la miseria mientras ellos, con salarios millonarios en un pueblo hambreado repiten; E PA LANTE QUE VAMOS.

La historia la podemos cambiar. Solo necesitamos hacer realidad los controles constitucionales, para que los resultados no dependan de personas, sino del sistema. Por eso, -como he repetido mil veces- el que administra los fondos públicos y designa los funcionarios, no puede seguir designando a quien está llamado a hacer las auditorias. Por eso, el presidente no debe ser quien presente la terna de los miembros de la Cámara de Cuenta, ni sea quien elija al Procurador General de la Republica. Ya es hora de hacer realidad la independencia del Ministerio Publico, claro al menos que queramos seguir en lo mismo.

Hay que establecer en una nueva Constitución, la Pena de Muerte, para delitos atroces. Hay que establecer el Trabajos Publico para los condenados. Hay que establecer la figura del Jurado en los juicios, para que la decisión de justicia descanse en el pueblo y no en los jueces como en el presente. Hay que asumir como máxima; que todo poder delegado en funcionarios, es potencial fuente de corrupción. Hay que establecer que los gobernadores provinciales los sean elegidos por los ciudadanos. Para que sean personas comprometida con la provincia y no con el Poder Ejecutivo como ahora.

En estos momentos donde el Neoliberalismo ha sucumbido por antihumano, y porque no ha sido más que una herramienta para la concentración de la riqueza en el mundo, debemos plantearnos una alternativa ideológica. Propongo el Neo-Cooperativismo. ¿Que es? Un sistema donde importantes recursos del estado estén dirigido a la construcción del aparato productivo nacional, y luego su valor convertido en acciones, sea vendido a la población, al sistema cooperativo y a inversionistas en general.

Sabia usted amigo lector, que el Presupuesto de Gastos Publico del gobierno dominicano del 2008, fue de 300 mil millones de pesos. Unos 8,955 millones de dólares. Imagínese usted hermano ciudadano, si destináramos por año por lo menos el 10% para impulsar micros, pequeñas y medianas empresas, serian unos 30 mil millones. Se imagina usted la cantidad de empleos que podríamos crear por año con 30 mil millones.

Sueño con que todas las tierras antes del Consejo Estatal del Azúcar sean repartidas –de a 300 tareas- a familias dominicanas. Que el estado, se proponga relanzar la industria cañera, para producir biocombustibles. Y que esas familias sean convertida en Colonos Azucareros, lo que al precio actual de la tonelada de caña, generaría a esas familias ingresos equivalente de 50 mil pesos mensuales. Y no que se le entreguen a dos o tres como se pretende actualmente.

Imaginemos un gobierno impulsando el desarrollo de una industria pesquera nacional, convirtiéndonos de importadores en exportadores de pescado enlatado, convirtiendo nuestra zona costera en áreas de pesca y cría de peces, para sacar de la miseria en que viven nuestro gente en los pueblos costeros.

Imaginemos el estado impulsando el desarrollo de industrias de fabricación de equipos de aprovechamiento de energía nos convencionales. Reciclando los desechos sólidos en todo el territorio nacional. Y sobre todo financiando la creación y fortalecimiento de micros, pequeñas y medianas industrias. Para generar empleos, circulante y prosperidad.

No nos engañemos, tan importante como la inversión en educación, es facilitarle recursos para que los graduados tengan oportunidad de desarrollarse. Pues si los graduados no tienen oportunidad, que estimulo tendrán los más pequeños para estudiar.

Impulsando la producción, estimulamos las exportaciones, y con eso tendremos los recursos para que el pueblo disfrute de buenos centros de salud y de educación, hogares para proteger nuestros ancianos, y pagar-le dignamente a nuestros policías, guardias y empleados públicos. En fin, las desgracias del presente podemos superarla, y sabemos como, solo tenemos que proponérnoslo. Debe y tiene que ser un compromiso de todos, PARTICIPA!!

*El Autor es Escritor y Político.
Noviembre 5, 2008

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