
La capacidad de perdonar
Una de las grandes enseñanzas de Jesús fue la de aprender a perdonar y amar a nuestros enemigos. El odio y la rabia dañan nuestras almas y nuestros corazones y nos mantienen llenos de ira sin posibilidad de crecer como seres humanos
Por Euri Cabral / El Caribe
Uno de los aspectos fundamentales del cristianismo como doctrina filosófica pero sobre todo como forma de vida es la de desarrollar la capacidad de perdonar.
Quien vive odiando y guardando rencor en contra de los demás o de alguien en particular, lo que hace es llenar de obstáculos su propio camino y frenar su propio desarrollo, obnubilado por esos rencores que le hacen perder sus propias perspectivas de vida.
Tradicionalmente se nos ha enseñado que debemos odiar a nuestros enemigos, que debemos ser irracionales y fuertes en contra de todos aquellos que nos han hecho un daño o que han atentado en contra de nuestros intereses.
La filosofía de vida de estos tiempos es que debemos ser implacables en contra de todos los que no nos hacen bien, que debemos dañar e incluso matar a quienes nos hacen mal, que no debemos permitir que nadie pueda provocarnos o afectarnos un ápice sin que el peso de nuestro odio lo lacere hasta lo más profundo.
Pero lo cierto es que quien vive con su corazón lleno de odio jamás logrará encontrar la felicidad y el camino de la redención.
En el extraordinario Sermón del Monte ofrecido por Jesús a miles de sus seguidores cuando iniciaba su magisterio en el mundo, el hijo de Dios hecho hombre expresa con profunda claridad que un ser humano que quiere ser diferente y actuar acorde a lo dictado por el padre celestial la norma de vida ya no debe ser “el ojo por ojo y diente por diente” de la ley mosaica.
Jesús enseña que debemos amar a nuestros enemigos y que en nuestros corazones jamás debe existir ni odio ni venganza, que debemos perdonar a todo el que nos haya hecho daño.
En Mateo, versículos 43 y 44, Jesús dice con profunda convicción lo siguiente: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a lo que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”.
El verdadero valor de los seres humanos no está en su capacidad de acumular odios y de ser duros con sus semejantes.
El hombre o la mujer que solamente siembra odios y temores lo que está haciendo es perdiendo la hermosa satisfacción de saberse amado por los demás y nunca podrá disfrutar el agradable sabor del perdón.
Debemos ser dignos discípulos de Jesús, quien luego de haber sido molido a golpes y crucificado, momentos antes de morir como hombre tuvo la capacidad y el sentido magnánimo de perdonar a sus verdugos con aquellas hermosas palabras de “Padre mío, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Sé tú capaz de perdonar a todo el que te ha hecho un daño.
Sigue el ejemplo y las enseñanzas de Jesús y en este mismo momento llama a esa persona que consideras tu enemigo y perdónale por todo lo que ha sucedido entre ustedes, así también pídele perdón.
Entrega todo tu odio y tu ira al Señor y camina bendecido y feliz sabiendo que esa carga negativa que te impedía avanzar la has entregado a él y que de ahora en adelante ya no será el odio sino el amor el que normará todas tus acciones.
Euri Cabral es comunicador y economista
eurizina@hotmail.com
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