TOMADO DE ABC
La crisis. Y lo peor está por llegar.
Tras quince años consecutivos de expansión económica, España vivirá inevitablemente una recesión en este año 2009, según coinciden en señalar todos los analistas nacionales e internacionales.
Nuestro país no va a ser el único que va a sufrir las vacas flacas, pero sí va a ser uno de los más afectados sobre todo en lo que a destrucción de empleo se refiere. Las previsiones son estremecedoras. El número de parados, que ronda ya los tres millones, aumentará en un millón más hasta acercarse a los cuatro millones a finales del próximo ejercicio o comienzos del siguiente.Y es que en España a la grave crisis financiera internacional y al estrangulamiento del crédito, se une el inevitable ajuste en el sector de la construcción.
El entorno económico mundial se ha ido deteriorando a pasos agigantados en los últimos meses. La crisis financiera se ha recrudecido extendiéndose a países y segmentos de mercado que parecían inmunes. Los gobiernos y los bancos centrales han actuado con rapidez y han adoptado medidas con costes multimillonarios para las arcas públicas para intentar contrarrestar la escasez de liquidez y relanzar las economías nacionales, pero aún así la situación sigue siendo incierta y hay un amplio consenso en que estamos asistiendo a la crisis económica más aguda de las últimas décadas. «La más grave desde 1929», ha asegurado el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet.
Ya hemos sufrido las primeras consecuencias de esta grave crisis. El Instituto Nacional de Estadística confirmará en unas semanas que la economía española ha entrado técnicamente en recesión en el último trimestre de este año 2008; las ventas de automóviles se han desplomado; el déficit de las cuentas públicas se ha disparado; el consumo privado se ha hundido y los cierres empresariales, no sólo en el sector de la construcción y en el inmobiliario, se han convertido en el pan nuestro de cada día.
Aún así el propio vicepresidente económico, Pedro Solbes, —el que hasta hace pocos meses evitaba hablar de crisis e insistía en que la recesión no estaba en las previsiones del Gobierno— reconoce ahora que lo peor está por venir y que se producirá en el primer semestre del año que ahora comienza.
Estrenamos, por tanto, este año 2009 inmersos en una de las crisis económicas más graves del último siglo. La pregunta ahora es cómo vamos a salir de ella. Los economistas debaten de si se tratará de una crisis en V —ajuste fuerte y salida rápida—; si será en U —caída rápida, ajuste algo más prolongado para volver a repuntar con fuerza— o lo que sería más peligroso, que estuviéramos ante una crisis en forma de L —caída fuerte y largo periodo de estancamiento—.
Hasta los analistas más optimistas descartan ya que la crisis sea en forma de V, es decir que haya una salida rápida, al menos en España. Como muy pronto, el punto de inflexión se produciría a finales de 2009, e incluso así, la economía española no recuperaría el ritmo de crecimiento suficiente para crear empleo hasta el segundo trimestre de 2010.
ADVERTENCIAS DEL FMI
El Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe sobre España advertía que nuestra economía se contraerá un 1% este próximo año y además que si no se realizan las reformas estructurales adecuadas se corre el riesgo de entrar en un largo periodo de estancamiento. El peor de los escenarios posibles.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se apresuró a invalidar estas previsiones, catalongándolas de excesivamente pesimistas, pero el máximo dirigente de este organismo internacional, Dominique Strauss-Kahn, salió al paso de estas críticas asegurando que los gobiernos tienen que generar confianza, pero «nosotros estamos para decir la verdad». Además advirtió que las próximas previsiones que el Fondo hará públicas el próximo mes de enero serán incluso peores que las actuales.
Entre los elementos que podrían favorecer una salida de la aguda crisis están los bajos tipos de interés y la caída de los precios del petróleo y de otras materias primas.
La fuerte rebaja de los tipos de interés, ya están en el 2,5% y hay economistas que apuntan a que el Banco Central Europeo los podría bajar incluso hasta el 1% puede ayudar a impulsar la economía.
La decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de bajar el precio oficial del dinero a un rango de entre el 0 y el 0,25%, además de ser una decisión histórica presiona al BCE a seguir el ejemplo. Aunque eso sí, la mayoría de los expertos consultados por ABC descartan para Europa un escenario de dinero gratis.
Pero en España hay un ajuste que es inevitable y que lleva aparejada la destrucción de miles de puestos de trabajo.
En los últimos años se han construido viviendas nuevas a un ritmo de 700.000 u 800.000 anuales, un ritmo que era insostenible. En 2008 apenas se han iniciado 200.000 viviendas. Todavía hay demanda de pisos, pero no a los precios a los que se han situado en los últimos años, de modo que la oferta existente tendrá que ajustarse antes o después a lo que los ciudadanos piden y eso sólo se conseguirá con una caída de precios. Algunos analistas auguran bajadas de hasta el 30% en los próximos años antes de que el mercado inmobiliario se recupere y pueda volver a tirar.
El mercado de la vivienda adolece, a juicio de los economistas de notables rigideces, como demuestra el considerable número de viviendas desocupadas y la baja tasa de alquiler, lo que a la vez presiona al alza la demanda y los principios de la vivienda en propiedad. Según el último informe Económico Financiero de la Asociación Española de Banca (AEB) actualmente el stock de viviendas sin vender se estima entre las 600.000 y las 900.000 y si se tiene en cuenta el de las ya iniciadas y no terminadas, se alcanzará un máximo histórico en el transcurso del próximo año y medio.
Ante esta situación los expertos apuntan que primero será necesario absorber el excedente existente para que la actividad del sector pueda recuperar su ritmo de crucero que, eso sí, cuenta con un soporte demográfico sólido de en torno a las 400.000 viviendas anuales.
EMPEORA LA INDUSTRIA
Este frenazo en el sector de la construcción, más brusco de lo esperado, se ha empezado a extender al sector industrial, gran parte del cual está muy relacionado con la vivienda. Desde mediados de 2008 la actividad industrial está sufriendo también un rápido deterioro. Las dificultades por las que atraviesa el sector del automóvil y sus componentes ha tenido un especial impacto.
El gran reto de la economía española ahora es que otras actividades absorban la mano de obra que deja la construcción, lo que no es tarea fácil, sobre todo teniendo en cuenta que, por regla general, se trata de trabajadores muy poco cualificados.
En el lado positivo, junto a la rebaja de los tipos de interés, el nuevo escenario de caída de los precios del petróleo es un punto a favor de la recuperación. La economía española es especialmente vulnerable a los aumentos del precio del crudo y en un momento como el actual, el cambio de tendencia en la cotización internacional del petróleo, que ha pasado en menos de seis meses de costar por encima de los 150 dólares por barril (crudo brent) a menos de 50 dólares es, sin duda, un cambio positivo y un punto de apoyo para la economía española. De hecho, los efectos ya se han empezado a notar en la inflación. El IPC, que llegó a situarse en el 5,3% en el mes de agosto, ha cerrado noviembre en el 2,4% y el Ministerio de Economía augura que a mediados de este año 2009 podría situarse en el 1%. Ante esta perspectiva hay algunos economistas que advierten, incluso, de un escenario de deflación para este ejercicio, pero el Gobierno argumenta que hasta ahora la mayor parte de la reducción del IPC se debe al comportamiento del petróleo. El Ministerio de Economía no descarta que algún momento puntual del año que viene pueda ver inflaciones negativas pero no de manera continuada en el tiempo. Es precisamente el hundimiento de precios y el temor a una deflación en Estados Unidos lo que ha llevado a la Reserva Federal a una medida tan desesperada y acercar al 0% el precio del dinero.
De momento, la reducción del precio del crudo ha permitido recortar el diferencial de inflación con la zona euro a sólo unas décimas, lo que, de mantenerse, favorecería la competitividad de nuestros productos y nuestras exportaciones.
En este escenario, la mayoría de los expertos apuntan que estos impactos conducirán a la economía española a un periodo de recesión en la primera parte de 2009 y, en el mejor de los casos, de estancamiento a final del ejercicio. Y la caída del PIB se traducirá, sin duda, en un profundo deterioro del mercado laboral en el que conviven por un lado, el dinamismo de la población activa (siguen incorporándose personas en edad de trabajar al mercado laboral), con la destrucción de empleo —más de 600.000 en el conjunto del ejercicio-. El resultado es que la tasa de paro superará en el mejor de los casos el 15%, pero hay analistas que apuntan ya hasta el 17%.
Ante esta situación, el Gobierno español, en coordinación con el resto de Ejecutivos de la Unión Europea, ha puesto en marcha varios planes anticrisis con costes millonarios para las arcas públicas: un plan de apoyo y rescate del sector bancario; medidas para ayudar a las familias hipotecadas; y el último un plan de obra pública municipal con un coste de más de 8.000 millones de euros.
Los primeros efectos de estos planes ya se han dejado notar, al menos en la evolución de las finanzas públicas. El deterioro de las mismas ha sido intenso en este último año. El conjunto de administraciones públicas, que en 2007 cerraron con un superávit del 2,2% del PIB, tendrán este año unos números rojos del 3% y el FMI augura que la cifra llegue al 5% en 2009.
Sin embargo los efectos de las medidas sobre la economía real todavía no se están notando. Ni siquiera la primeras inyecciones de fondos al sector bancario, a través de la compra de activos a las entidades financieras está permitiendo que los créditos fluyan hacia familias y empresas.
Ante esta situación, las proyecciones para este año 2009 están sujetas a un elevado grado de incertidumbre y, aseguran los expertos, se verán determinadas en gran medida por la normalización de los mercados financieros, la evolución de la economía internacional y el impacto de las actuaciones presupuestarias y fiscales anunciadas.
Con la información que hay en estos momentos, las previsiones de los organismos nacionales e internacionales sobre crecimiento económico de la economía española oscilan entre una contracción del 1,5% y el estancamiento económico.
La destrucción de empleo será intensa este próximo año, al menos medio millón de puestos de trabajo —coinciden las estimaciones de los expertos— con lo que la tasa de paro, dependiendo de cómo evolucione la población activa, aumentará hasta tasas de entre el 15% y el 17%.
La inflación, según el último informe económico de la patronal bancaria, mostrará un perfil en V, de modo que bajará hasta niveles inferiores al 1% a mediados de año para repuntar en la segunda mitad del ejercicio. En media anual los precios podrían subir en torno al 2%.
Estas proyecciones se basan en que los precios del crudo y las materias primas se mantendrán moderados, lo que permitiría reducir en dos o tres puntos uno de los principales desequilibrios de la economía española, el déficit exterior, que se situaría así en torno al 8%.
En el lado opuesto, la caída de la recaudación por impuestos y el fuerte aumento del gasto tanto por las mayores prestaciones por desempleo como por las medidas anticrisis aprobadas por el Ejecutivo, se saldarán con un intenso aumento del déficit público —podría situarse en torno al 5% del PIB— mientras la deuda pública podría aumentar alrededor de diez puntos del Producto Interior Bruto.
Mercados financieros
En los mercados financieros, los analistas consideran que los bajos tipos de interés no garantizan que se recupere la fluidez necesaria. De hecho creen poco probable que los mercados financieros recuperen la normalidad con lo que las pequeñas y medianas empresas y las familias seguirán teniendo dificultades para conseguir los créditos que necesitan.
En este escenario y pese a que los efectos de las millonarias medidas anticrisis aprobadas por los Gobiernos de EE.UU. y Europa, y de las históricas rebajas de tipos que se han llevado a cabo en los últimos meses se verán en 2009, nadie se atreve a vaticinar con seguridad cuándo se va a superar la crisis financiera y sobre todo la crisis de la economía real.
De momento, lo único seguro es que los próximos meses van a ser francamente difíciles para las empresas, los trabajadores y, sobre todo, para los miles y miles de personas que engrosan y van a pasar a engrosar las filas del paro.
Y si la economía mundial atraviesa una de las situaciones más delicadas de las últimas décadas, la encrucijada en la que se encuentra la economía española es todavía peor. Somos el país de la UE que más empleo está destruyendo y también es el farolillo rojo en lo que a tasa de paro se refiere. Sólo queda confiar en que las optimistas previsiones del presidente Rodríguez Zapatero, que prevé que se vuelva a crear empleo la próxima primavera se cumplan. Aunque mucho me temo que va a ser más que difícil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario