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lunes, 7 de noviembre de 2011

LEONEL-DANILO Y LAS COMPLICIDADES DE LOS PODERES FACTICOS

Por Fernando Peña
El Poder ejercido así conduce a un solo camino: la corrupción. Y en el peor de los casos, si no se le pone freno, hacia un descalabro institucional.

Desde el nacimiento de la República los dominicanos hemos observando paciente como los poderes fácticos, (estos poderes, al margen del Estado, son fundamentales en la toma de decisiones respecto a la vida política de un país), llámese iglesias, grupos financieros y empresariales, oligarquía, los organismos financieros internacionales, medios de comunicación masivos, militares, políticos, viven en bonanza, calmado, en medio del ahogamiento moral, social y económico de las grandes mayorías.
A cambio de favores, de “prestamos”, de facilidades, de subsidios, de ganancias sociales y económicas, segmentos de Poder, permiten que un presidente y su partido cualquiericen la vida pública nacional, al extremo que no se puede distinguir lo que es del incumbente del Poder, al igual que los Cesares Romanos, o como Luis XIV, cuando asumió todos los poderes, tanto lo de la monarquía como lo que tuvo en sus manos Richelieu o Mazarino, donde se confundió lo que era del Estado con lo que era del Gobernante, corrompiendo las funciones públicas.
Impávido observamos que eso es lo que está ocurriendo hoy en día en nuestra media isla.
El Poder ejercido así conduce a un solo camino: la corrupción. Y en el peor de los casos, si no se le pone freno, hacia un descalabro institucional.
Haciendo una simple radiografía visual, recopilando las denuncias de la prensa seria y responsable, uno se pregunta ¿Cómo pueden justificar los funcionarios y dirigentes altos del partido de gobierno el alarmante patrimonio que exhiben? ¿Cómo pueden justificar su hoy lujosas mansiones, casas de veraneos, edificios, apartamentos, jeepetas, viajes de lujos junto a sus familiares, etc.?
Como pueden nuestros sectores de poder apañar, urdir complicidades, en un intento de los que nos gobiernan de seguir con este modelo perverso, de distorsión del papel del Estado, del gobierno e incluso de la política, modelo que ha instituido Leonel Fernández y el PLD.
Ahora utilizando los recursos del erario público, comprando dirigentes de oposición, utilizando todos los poderes del Gobierno, el Despacho de la Primera Dama, intentan vender a Danilo Medina como el mejor dotado, pero mentira, es más de lo mismo, seria con la masificación de la corrupción, del robo, del crimen, de las drogas, del hambre de que somos víctimas los dominicanos.
Pero, en la mayoría de dominicanos, en una franja vital e importante de esos sectores de Poder existe la conciencia de que el país requiere de un cambio, de que tienen un desafío, un reto, de armarse de conciencia, de amor a nuestra tierra, a nuestra dignidad humana, de ciudadanos honestos y empujar hacia el cambio.
La República se debate en Hipólito Mejía que es dignidad, honestidad, vergüenza, solidaridad, visión, experiencia y determinación de enfrentar con éxito los retos del presente inmediato y los del inexorable futuro, o seguir la continuidad de este gobierno autocrático, de la corrupción, la criminalidad, el hambre, la falta de educación y el clientelelismo burdo con los dinero del Estado que representa Leonel Fernández, el PLD y su gobierno, y que ahora quieren continuar todo este desorden con Danilo-Margarita.
Ese es el verdadero dilema en que se debate la República, corrupción e honestidad, partido único o democracia.
Los sectores de Poder no se deben dejar confundir, es la hora del cambio, así lo expresa todo un pueblo, así lo reflejan las encuestas, forzar otra salida con el asistencialismo del gobierno, con el clientelismo burdo, es poner en peligro la institucionalidad, porque este desorden lo que conduce es a la corrupción como lo observamos hoy, y en el peor de los casos, sino se le frena, a un descalabro institucional.
El autor es periodista

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