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sábado, 31 de marzo de 2012

JUGADA MAESTRA

Melvin Mañon Cuando el proyecto de la segunda reelección consecutiva de Leonel Fernández se vino abajo en la primavera de 2011 Hipólito Mejía y Danilo Medina se alegraron. Hipólito porque calculó que Leonel no apoyaría a Danilo (tenía motivos para pensarlo) y este porque sabía que ningún otro precandidato dentro del PLD ( a pesar de los deseos del jefe del gobierno) podría arrebatarle la nominación. Leonel, por su parte, se sumió en un intervalo de incertidumbres e indecisiones. Como consecuencia dos hechos importantes tuvieron lugar: Primero, los peledeistas en cargos bajos y medios empezaron a montar presión sobre Leonel para que pusiera carisma, artes, mañas y recursos detrás de un Danilo apagado y sin brillo con la intención de favorecer su propia permanencia en el gobierno y así seguir cobrando y disfrutando. Danilo no es quien les importa, es solamente que quieren seguir mamando. Segundo: La amenaza de Hipólito de encarcelar a algunos mandos odiosos y corruptos del gobierno peledeista desató la alarma y obligó a la cúpula morada a apoyar al mismo Danilo que antes habían adversado y, como advirtieron que aquello no bastaría, añadieron presión sobre Leonel para que él mismo se decantara abiertamente y de hecho a favor de Danilo. La unificación del PLD se produjo pues, por la convergencia del pánico de los de arriba a ser enjuiciados y el miedo de los de abajo a perder el empleo unos y la teta otros. El proceso, como tal, reveló que por primera vez, los planes personales de Leonel no estaban en sintonía con los del PLD. Como en los mejores tiempos de la mística revolucionaria cubana de los años 60, Leonel pudo convertir el revés en victoria emergiendo con un plan propio que, hay que admitirlo, es una jugada maestra y tiene como su centro de gravedad a un antiguo y valioso colaborador suyo: Miguel Vargas Maldonado. Leonel Fernández resolvió enfrentar los miedos propios y ajenos a un encarcelamiento futuro y las presiones de su partido a las que se enfrentaba, no apoyando la candidatura de Danilo como esperaban aquellos, sino adueñándose de ella, como le convenía a él. Como de la noche a la mañana, la campaña de Danilo cambió. Sigue siendo el candidato, pero todo el mundo percibe y sabe que Leonel es el protagonista, que todo el estado mayor suyo está de lleno en la campaña, que todo el dinero y recursos del Estado están allí bajo su administración, que todas sus artes y mañas están al servicio de la causa común, que todo el aparato publicitario y propagandístico está bajo sus órdenes, que el análisis estratégico lo provee la unidad adscrita al Palacio Nacional y que, como vicepresidente, impuso a la caperucita roja. Como estas elecciones no pueden perderse, Leonel reactivó a uno de sus jugadores -relevista y bateador emergente- más efectivos con la peculiaridad de que opera desde el equipo contrario. El mismo Miguel Vargas que desactivo las protestas populares del 2009 con el pacto de las corbatas azules, que aprobó los impuestos para Leonel y legitimó la nueva Constitución que otorga todo el poder a quien ya lo tiene, (de nuevo Leonel) defiende los manejos de un tal Frías en la Junta Central Electoral y luego le concede a Leonel la composición de los tribunales que a este le conviene. El día de las elecciones, Miguel Vargas está en la posición ideal y además oficial para legitimar, con su aprobación, un resultado electoral, natural o amañado, que le fuera adverso a Hipólito. Toda esa amenaza futura sin desmedro del daño que le ha hecho a la candidatura de Hipólito la labor de zapa de Miguel Vargas y eso sin contar todas las trampas y chanchullos que faltan por hacerse desde ahora hasta el 20 de mayo. Como en el 1966, al PRD hay que derrotarlo en las urnas y tras bastidores o lo que es lo mismo, por las buenas y por las malas. Pero eso no es todo. Leonel sabe, porque él tiene los números de verdad (y los de mentira también) que de agosto en adelante si gana el PRD, para que la gobernabilidad sobreviva, tiene que darle circo al pueblo y en ese caso, tirarle los cristianos a los leones sólo que ahora sería parte de la cúpula peledeista. Pero si gana Danilo quedaría con una legitimidad muy precaria; por lo tanto y en medio de una crisis que de todas maneras tendremos porque está ya contratada, habría que acudir a la propuesta de un gobierno de coalición, unidad nacional, concertación o cualquier nombre parecido y darle una parte del gobierno a los perredeístas. Pero, para eso se necesita con quien negociar. De nuevo, al frente de un PRD colaboracionista estaría un Miguel Vargas repartiendo ministerios y cargos con que paliar el hambre y la desesperación de tantos perredeístas. Así Miguel resultaría rehabilitado políticamente, Hipólito enterrado y lo que quedara del PRD, radicalizado o desbancado. Como todos los planes, este tiene sus problemas y faltas de garantía. El descontento popular con el gobierno puede desbordar todos los esquemas de contención previstos. El PRD puede ganar y eso no puede permitirse. Los EEUU podrían jugar un papel preventivo. El PRD no es una amenaza de ningún tipo para Norteamérica. El día de las elecciones hay que ver si tendrán las agallas y se atreverán a hacer todo lo que haya que hacer para quedarse por aquello de que no es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar. Las lealtades con que ahora cuenta Leonel no necesariamente sobreviven a su presidencia porque lo que él compró, por un precio igual lo adquiere otro por menos o por más. Finalmente, Danilo puede salir un tipo rencoroso y peligroso.

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