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lunes, 28 de mayo de 2012

PRD: DESENCANTO DE LA DEMOCRACIA

Por Fernando Pena Harto demostrado esta que los resultados electorales, la situación que vivió el partido blanco desde su convención, confirman la máxima del líder de siempre del PRD, doctor José Francisco Pena Gómez, de que “al PRD solo lo vence el PRD”. Y lo más grave de todo es que ahora dirigentes “históricos” del PRD propician una división más de la organización. Como si no bastara con sus fracasos electorales, alimentan el fraccionamiento en una clara jugada de beneficio para el partido en el gobierno. El otrora buey que mas jala ha tenido sucesivas divisiones, en escenarios y circunstancias diferentes a la presentada ahora, hay que recordar aquellos ruidosos y continuos enfrentamientos entre Jacobo Majluta y Jorge Blanco que provocaron la salida del poder al PRD en 1986. Majluta, el candidato presidencial, perdió las elecciones, a pesar de obtener el mayor número de votos. En 1987 se produce una nueva crisis política del PRD que provoca la creación de dos partidos. Peña Gómez forma el Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS) y Majluta el Partido Revolucionario Independiente (PRI). El PRD bajó la votación en una gran mayoría de provincias entre 1978 y 1986. Solo aumentaron el número de votos en Puerto Plata, Samaná, Sánchez Ramírez, Santiago Rodríguez, Baoruco y Elías Piña. Al igual que ahora, el PRD duro14 años fuera del poder. Las luchas intestinas del PRD dejaron a esa organización política fuera del Poder Ejecutivo por 14 años. En 2004 se repite la historia del PRD y las pugnas entre los grupos internos dividen al partido. Hatuey De Camps se va del PRD, forma el Partido Revolucionario Social Demócrata enfrentando desde ahí a su antiguo compañero. Mejía pierde las elecciones del PLD. El PRD de hoy no es igual al de ayer, otros escenarios otras circunstancias se presentan en el país, las derrotas electorales de hoy se atribuyen a las luchas grupales y a la falta de un líder en esa organización política. Este conflicto del PRD, de sus dos principales líderes, disminuye seriamente su credibilidad, y pone entredicho su capacidad para elección de nuevos liderazgo, y más que eso, su representación de los intereses populares. Apoderándose en un gran segmento de la población el desencanto de la política, porque entre otras cosas ve disminuida su capacidad de contribuir a la organización de la vida cotidiana de los individuos. Ahora, un sector al sentirse desplazado, quiere reeditar la vieja dolencia caudillista en el PRD, que si bien genero niveles de orden y estabilidad interna, también reforzó el hiperl iderazgo que afianzo las tendencias, el clientelismo y la pérdida de sentido de la política. Esta actitud de hoy desdice mucho de la tradición democrática del PRD, si no frenan esta escisión en el partido blanco, podríamos abocarnos a una crisis del sistema de partido. El PLD cree que auspiciando esas actitudes saldrá ganancioso, graso error, deben revisar los casos más típicos de Perú, Argentina y Venezuela. Lo que debe hacer las elites dirigencial del partido blanco es retomar el camino de la confianza, no abonar en el conflicto; empujar la transición democrática; ver este proceso como un medio para resolver diferencias y fortalecer los derechos ciudadanos, y no de dinamizar conflictos y dividir al PRD y con ello al país. El autor es periodista

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