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viernes, 13 de julio de 2012

ORLANDO DICE… NORMALIDAD ESTA LLEGANDO POCO A POCO EN EL PRD

POR Orlando Gil orlandogil@codetel.net.do DE UNA.- Los perredeístas solo tienen de una: calmarse y empezar a trabajar cada cual en lo suyo y olvidarse del pleito. Incluso, ver con ojos de piedad a los compañeros que andan cerca de la tumba e intentan abrir trinchera. Los muy sulfurosos que agoten sus ímpetus en pilates, yoga y zumba, que es cuidar la vida y ponerse a la moda. Digo esto porque parece que la normalidad está llegando, poco a poco, pero llegando. Quitaron los candados y las cadenas de la Casa Nacional y el flujo de interesados aumenta cada día. El presidente titular despacha en ese local y las comisiones del interior acuden sin dificultad. Además, continúan los acercamientos oficiosos y muchos de los otrora rabiosos ya no tienen espumas en la boca. Y no podía ser de otro modo. El fallo del Tribunal Superior Electoral devolvió el impasse a su jurisdicción originaria: el partido; y los foros internos concluyen en lo mismo: no hay otra salida que aceptar la dirección de Miguel Vargas. Ya el nublado desapareció y se puede andar sin paraguas… LA DEMANDA.- El hecho de que Hipólito Mejía vaya por el senador Wilton Guerrero da la impresión de que el ex candidato volteó la página, cambió de escenario y que –a partir de ahora– otras serán sus preocupaciones. Pues la verdad es que no se puede pelear en tantos frentes. Los perredeístas que atiendan. Una cosa es Mejía cuando se halla frente a una cámara y un micrófono y otra muy distinta cuando participa en las discusiones internas. Como las del pasado lunes en su casa de La Loma. La impotencia que se respiró y la frustración que se sintió al salir fueron consecuencias de su ánimo. Los presentes no podían hacerse con la imagen de un Mejía, siempre tan peleador, resignándose ante el hecho cumplido. Casi entregado. Cuando el líder no puede, las masas no deben. La verdad que sin saberlo, fue un estratega genial. Los clásicos de la guerra no se equivocaban cuando aconsejaban no iniciar batalla a menos que se supiera ganada de antemano, incluso antes del primer movimiento de tropas. No tenía sentido insistir en organismos de por sí inoperantes... LOS NECIOS.- Si el general decide amarrar su caballo y no dirigir la guerra ¿qué pueden hacer los capitanes sin tropas? La paz que se encamina ahora no será absoluta en el PRD, y hay dirigentes o sectores que van a seguir en la liza, pues los necios, por necios, no se entregan. Aunque también hay que recordar que los necios nunca van al cielo. De manera que poco importan. Lo que sí es necesario ahora es que nuevas fuerzas se levanten y sean decisivas. El discurso de “lo mejor de lo viejo con lo mejor de lo nuevo” debe pasar a la historia. El viejo orden debe caer alguna vez. Si se consiente en ese antiguo régimen, más por respeto que por eficacia, no habrá tránsito posible. No debe olvidarse que las gomas de atrás son las que se enchivan. Por lo tanto, justo es buscar una palanca, pues no puede retrasarse el viaje. Los jóvenes del PRD deben avivarse y no dejarse envolver por los viejos, que quieren sobrevivir a toda costa. Ese reciclaje es pervertido, y ese desfase resulta más que dañino. Con pensar que los maestros confunden las nociones y equivocan los conceptos… EL CONSENSO.- Si se acepta que la situación volvió a la posición anterior, pueden explorarse salidas de consenso. Cuando se hablaba de un entendimiento entre Hipólito Mejía y Miguel Vargas, era ese el cometido. Un acuerdo que produjera unidad en el partido. La campaña electoral ya pasó, ese efecto no se logró, y sería tonto insistir en ese acercamiento. Si no se quisieron antes, ni ahora, que no se quieran nunca. El PRD debe ser algo más que Mejía y Vargas, aun cuando los seguidores de uno y otro constituyan el ciento por ciento de sus miembros. Los perredeístas tienen que aprender a buscar atajos. Si no se puede por el camino real, irse por la vereda. Vargas es el presidente titular y Mejía un ex candidato. Vargas se ocupa de lo suyo como principal directivo, y Mejía sigue como hasta ahora, gozando su derrota. Lo de líder, que lo dejen para después, que lo que más hay es tiempo. Si los dos no pueden ser adultos, que lo sea uno. Lo que no pueden es seguir como muchachos tumbándose los palitos que sus parciales colocan sobre sus hombros…

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