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miércoles, 6 de marzo de 2013

EL PRD ENTRE LO VIEJO Y LO NUEVO

Por Fernando Pena Si, muchos han escrito paginas muy brillantes de la historia del PRD, pero se resisten, 70 anos después, a pasar las banderas, los cantos, el pueblo organizado a los más jóvenes, se consideran elites irremplazables, ilustradas, que por cierto, han vivido toda su vida, le deben todos sus privilegios, al partido que siempre les da las mejores becas, las mejores posiciones, los mejores ministerios, los mejores sueldos. Se aferran a sus posiciones, a la representación partidaria con devoción personal, y si hay asomo de relevo, de cambio, sienten pánico, y recurren a las descalificaciones, a la trampa, al engaño, amparado en su manto de sus años en el PRD, de su ancianidad protegida por décadas en los privilegios partidarios, en sus “ incursiones democratizadoras”, muchas veces bajo el escombro de liderazgo marchitados, ahogado y descalificados por ellos mismos, en su afán de perpetuarse en ser las elites ilustradas y dominante del partido. Olvidan que el liderazgo no es un título impreso en una tarjeta, sino que es una forma de ser, de pensar y de actuar, y que el tiempo es implacable, borra todo, sustituye todo. Ellos, con su actitud, a conveniencia, han logrado implementar a lo interno del PRD una democracia de juguete, un juguete muy frágil, que por su resistencia a abandonar los privilegios que le dan las posiciones, las candidaturas y los ministerios, les está colocando al borde de la navaja. ¿El liderazgo es igual que hace 10 años? No. Deben entender que ahora vivimos una época muy diferente, la forma de hacer política está cambiando, ya es muy distinta que inclusive a hace tres años, tenemos Facebook y Twitter y tenemos un mundo hiperconectado. Estamos viviendo una era de la dramática distracción, liderazgo significa despojar de la complejidad de la que están hechas las cosas, nunca antes había sido tan fácil estar ocupados haciendo cosas sin importancia, cada once minutos al día nos distraemos con algo tecnológico, dejar de lado el ruido que eso provoca y enfocarse en lo realmente importante es ser un verdadero líder. La mayoría de las personas en los negocios, en la política y en su vida personal se mueven hacia la complejidad, más proyectos, más productos, pero debemos de hacer menos cosas pero mejores. El liderazgo es una forma de trabajar y de pensar, una de las mayores ventajas competitivas de cualquier persona o empresa de hoy día es formar líderes entre sus filas a una velocidad más alta que sus adversarios o competidores. En el PRD los viejos líderes se creen tener “un grado de adultez excepcional” que en comparación con el estado de subdesarrollo a que han sometido al país y en el que parecen haber quedado sometidos sus “seguidores”, les garantiza su dominio permanente de la organización partidaria. Con su actitud se nos revelan como líderes falsos, la actitud de asalto, de disturbio en la última reunión del CEN del PRD, donde dejo varios heridos, los delata en la desesperación, porque desde la perspectiva del liderazgo integral, un líder integral es aquella persona que ha logrado sortear en su vida una serie de experiencias que le permiten llegar a la madurez en un estado de equilibrio entre su cuerpo, sus emociones, sus pensamientos y sus ideales. Al llegar Miguel Vargas y asumir el liderazgo del PRD, coloco a esa organización en la primacía del electorado, con un discurso y una práctica nueva del quehacer político dominicano, decente, organizado, acorde a los nuevos tiempos, lo que permitió nuevos adeptos y la integración de jóvenes y personas que se habían alejado, que no querían ni estar cerca de las proximidades de los políticos y los partidos. Desde que se dio este fenómeno en el PRD, desde que se impuso este movimiento, este cambio, el viejo modelo de liderazgo sintió que estaba siendo removido, que estaba siendo rechazado por un nuevo modelo, uno en donde puedes ver al líder, compartir, dialogar, proponer y participar del poder y de la dirección partidaria. Hipólito Mejía, Fello Suberbi, Milagros Ortiz Bosch, Vicente Sánchez Baret, Tirso Mejía Ricart, y otros, confundieron a algunos jóvenes para que le acompañaran en la aventura de frenar ese proceso de cambio, y para ello había que aniquilar, satanizar, acusar de traidor y cuantas cosas más, al propulsor y mentor de la renovación, al presidente del PRD, Miguel Vargas Maldonado. Por ello, ahora en el PRD podemos decir que se libran las madres de todas las batallas, el miguelismo es la fracción que mejor ha comprendido la necesidad de cambio en ese partido. Miguel impulsa, intenta una renovación que sustituya del accionar y protagonismo a la vieja casta política del partido blanco. He ahí el quid de la crisis del PRD… Para salvar la organización, entiendo que el nuevo líder del PRD ha pensado que "No hay más remedio que construir lo nuevo con lo viejo, y desde este punto de vista se juega a una transversalidad concebida como alianza con sectores que garantizasen el éxito, la renovación y el futuro triunfo electoral. Para ello, solo un camino tiene Miguel Vargas, solo una opción válida: dar una lucha frontal como la que está dando contra los que se oponen al cambio partidario. El autor es periodista Fernandop25_@hotmail.com

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