Por Fernando Peña
Las reiteradas contradicciones e
improvisaciones en las que, desde su inicio, Abel Martínez, ha venido
incurriendo en sus primeros días de gestión municipal, deberían motivar más que
a evidenciarlas y exhibirlas, a reflexionar sobre las razones o factores de
fondo que las ocasionan.
Las contradicciones, improvisaciones,
inconsistencias o errores, son sólo lo epidérmico, la sintomatología de un
problema mayor, que encuentra sus bases no sólo en el sistema de partidos políticos
—y de estos cuando alcanzan el poder —, sino también del sistema político
mismo.
Lo de Abel Martínez no es solo un asunto
de comunicación o coordinación, es un problema más serio, obedece a la ausencia
de una agenda clara y objetivos políticos jerarquizados, o bien a la existencia
de varias agendas o intereses en pugna.
Cuando no hay objetivos claros, no
hay qué comunicar de manera idónea. No hay estrategia alguna que resulte válida…
en breve en frontera25.net
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