
CLARACIONES CONTROVERTIDAS AL DIARIO 'THE DE TIMES•
La abuela de Obama denuncia torturas bajo tutela británica
La anciana keniana dice que su marido sufrió abusos por ser independentista
• "Me contaba cómo le golpeaban los testículos con barras metálicas", relata
BEGOÑA ARCELONDRES
• "Me contaba cómo le golpeaban los testículos con barras metálicas", relata
BEGOÑA ARCELONDRES
elperiodico
¿Puede la abuela de Barack Obama poner en peligro las relaciones entre Washington y Londres? Algunos analistas británicos temen que así sea. En unas declaraciones que ayer recogía a doble página el diario The Times, Sarah Onyango Hussein, de 87 años, relataba cómo su marido, Hussein Onyango Obama, fue encarcelado y torturado por los británicos, acusado de participar en la lucha por la independencia de Kenia.El abuelo paterno del presidente electo de Estados Unidos, que trabajaba como cocinero para un oficial del Ejército británico, fue detenido en 1949 y permaneció en una cárcel de alta seguridad durante dos años. Allí, según su familia, fue sometido a torturas para tratar de obtener información sobre la insurgencia. "Los guardianes africanos recibieron instrucciones de los soldados blancos de darle latigazos cada mañana y cada noche hasta que confesara", afirma la anciana, a la que Obama llama "la abuelita Sarah".Los "soldados blancos" visitaban la cárcel cada dos o tres días para llevar a cabo "medidas disciplinarias" contra los presos más significados en la lucha por la independencia. "Me contó cómo a veces le golpeaban los testículos con barras metálicas. También les perforaban las uñas y los glúteos con agujas, mientras tenían las piernas y las manos atadas", señala Sarah. La experiencia sirvió para darse cuenta de que "los británicos no eran amigos, sino enemigos", añade.LA BIOGRAFÍAEl abuelo Onyango murió en 1979 y su ahora famoso nieto nunca llegó a conocerlo. En su biografía, Dreams from My Father, Obama muestra el desdén que le inspira el imperialismo británico en Kenia.Al referirse al encarcelamiento de su abuelo, no da a entender que este hubiera sufrido torturas, bien porque no lo sabía o bien porque prefirió no entrar en conflictivos detalles. Las declaraciones ahora de la "abuelita Sarah" y el descubrimiento "de que las autoridades británicas torturaron a su abuelo puede hacer aún más profunda la animosidad" hacia el Reino Unido, señala el columnista de The Times, Ben Macintyre.
¿Puede la abuela de Barack Obama poner en peligro las relaciones entre Washington y Londres? Algunos analistas británicos temen que así sea. En unas declaraciones que ayer recogía a doble página el diario The Times, Sarah Onyango Hussein, de 87 años, relataba cómo su marido, Hussein Onyango Obama, fue encarcelado y torturado por los británicos, acusado de participar en la lucha por la independencia de Kenia.El abuelo paterno del presidente electo de Estados Unidos, que trabajaba como cocinero para un oficial del Ejército británico, fue detenido en 1949 y permaneció en una cárcel de alta seguridad durante dos años. Allí, según su familia, fue sometido a torturas para tratar de obtener información sobre la insurgencia. "Los guardianes africanos recibieron instrucciones de los soldados blancos de darle latigazos cada mañana y cada noche hasta que confesara", afirma la anciana, a la que Obama llama "la abuelita Sarah".Los "soldados blancos" visitaban la cárcel cada dos o tres días para llevar a cabo "medidas disciplinarias" contra los presos más significados en la lucha por la independencia. "Me contó cómo a veces le golpeaban los testículos con barras metálicas. También les perforaban las uñas y los glúteos con agujas, mientras tenían las piernas y las manos atadas", señala Sarah. La experiencia sirvió para darse cuenta de que "los británicos no eran amigos, sino enemigos", añade.LA BIOGRAFÍAEl abuelo Onyango murió en 1979 y su ahora famoso nieto nunca llegó a conocerlo. En su biografía, Dreams from My Father, Obama muestra el desdén que le inspira el imperialismo británico en Kenia.Al referirse al encarcelamiento de su abuelo, no da a entender que este hubiera sufrido torturas, bien porque no lo sabía o bien porque prefirió no entrar en conflictivos detalles. Las declaraciones ahora de la "abuelita Sarah" y el descubrimiento "de que las autoridades británicas torturaron a su abuelo puede hacer aún más profunda la animosidad" hacia el Reino Unido, señala el columnista de The Times, Ben Macintyre.
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