El Gobierno tiene que rectificar
La población se quedó frustrada, porque las grandes expectativas que tenía quedaron en el vacío, ya que si esa administración hubiese aplicado las enseñanzas de Bosch
la suerte de nuestra nación hubiese sido muy diferente.
Por Carlos Despradel
TOMADO DE www.elcaribecdn.com
Uno de los artículos publicados en la prensa nacional en los últimos meses que más me ha impactado fue el del economista Miguel Ceara Hatton, al que tituló: La Sun Land.
Con la sensibilidad social que lo caracteriza, Miguel refleja sus frustraciones sobre el sistema político dominicano, el cual cataloga de clientelista, negador de los derechos, vaciado de contenido, así como la vía más fácil y rápida para montarse en yipetas y adquirir propiedades de origen dudoso.
Una alta dosis de culpabilidad la tiene el PLD, el cual, durante sus largos años en la oposición bajo la dirección de don Juan Bosch, uno de los políticos más probos que ha tenido el país, vendió la imagen de ser un partido con un gran sentido social y genuina vocación pública.
Por eso ,al final del primer gobierno de ese partido la población se quedó frustrada, porque las grandes expectativas que tenía quedaron en el vacío, ya que si esa administración hubiese aplicado las enseñanzas de Bosch la suerte de nuestra nación hubiese sido muy diferente.
El PLD ya está en su tercera administración, y mientras más pasan los días más se acentúan aquellas acciones repudiadas por Ceara Hatton y la mayoría de la población.
Los escándalos en el manejo de la cosa pública y las arcas del Estado se multiplican; la impunidad se acentúa y el clientelismo ha llegado a niveles insospechables, sin que no haya el menor signo de arrepentimiento ni deseo de rectificación.
La población se siente impotente al ver que sus protestas caen en el vacío. Sin embargo, no faltan los que dentro y fuera del Gobierno consideran que la situación creada los beneficia, pues así podrán escalar altas posiciones económicas con suma facilidad.
Triste error, si las cosas siguen como van y se acentúa la tendencia al deterioro moral de nuestro país, a la larga todos tendremos que pagar el costo. El Gobierno debe revisarse, pues alcanzar el poder sólo para beneficio personal, es de mediocres y al final no puede ofrecer una satisfacción personal legítima.
A aquellos miembros del PLD, curtidos bajo las enseñanzas del fundador de ese partido, les corresponde reaccionar, pues de seguir las cosas como van la historia no tendrá un buen recuerdo de ellos, que, en definitiva, es lo que debe importar a cualquier ciudadano que eligió el servicio público como norte de su vida.
Carlos Despradel es economista
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