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sábado, 13 de marzo de 2010
LEONEL, LAVADO, DROGAS Y SILENCIO
Por Fernando Peña
En la era de los medios de comunicación, las percepciones adquieren con frecuencia mayor importancia que la propia realidad, transcendiendo la dimensión subjetiva en la que nacen, para convertirse en un problema objetivo de la política.
Así, más allá de los hechos mismos, la percepción de corrupción afecta la legitimidad de las instituciones del gobierno al vulnerar la confianza ciudadana y también a los partidos políticos, estructuras irremplazables para el funcionamiento de la democracia.
Ante el último escándalo de droga, lavado y corrupción de la famosa Torre Atiemar, lo mas negativo es el silencio del ciudadano presidente Leonel Fernández, porque ello está creando la percepción de que realmente es como se ha ventilado en los medios de comunicación, de que ocho funcionarios del gobierno tienen apartamento en dicho complejo millonario, incluyendo al Jefe de la Policía Nacional, mayor general Guzmán Fermín y al presidente de la Dirección Nacional de Drogas, mayor general Rosado Mateo.
Como es sabido por todos, la Torre Atiemar está bajo custodia por la vinculación del propietario, el español Arturo del Tiempo, preso en su país, con un cargamento de mil 200 kilos de cocaína.
El prolongar, sin una respuesta del presidente Leonel Fernández, el clima de denuncias y presunciones, sumado a evidentes comportamientos cuestionables, está involucrando al conjunto de la actual dirigencia del gobierno nacional dentro de una visión social de corrupción e ineficiencia, conduciendo con ello a mellar de manera decisiva la confianza ciudadana al gobierno, al Estado y sus órganos de seguridad, lo que limita la capacidad de brindar el servicio que de ellos se espera.
Y esto es muy peligroso, porque afecta de manera decisiva la seguridad nacional, erosiona la credibilidad policial, judicial y de todos los organismo vinculantes.
El presidente tiene la obligación de hablarle al país, tiene que tomar medidas seria y responsable que ponga freno al soborno, el fraude y el otorgamiento de privilegios económicos indebidos.
De no hacerlo, evidenciaría complicidad, poniendo por demás en peligro la estabilidad política, la gobernabilidad democrática, y acrecentando la pérdida de oportunidades para el desarrollo económico y social.
Por los niveles de corrupción y complicidad denunciada, debe entender el ciudadano presidente, Leonel Fernández, que no vasta solo con ser perseguidos formalmente por el ministerio publico y la justicia. Esto amerita con urgencia abordar otros ámbitos para impedir el secreto, la ignorancia y la desinformación.
Está evidenciado que el crimen organizado disfruta de una incuestionable habilidad para aprovechar las ventajas tecnológicas y de comunicación que ofrece la sociedad de la información y la nueva economía.
La falta de eficiencia del gobierno para contrarrestar efectivamente las redes del crimen-mafias de drogas y de corrupción se ha mostrado de forma descarada cuando toda la nación ve impotente como aprovechan y disfrutan de los órganos del Estado, policiales y militares, de las influencias de funcionarios, para sus fines, eludiendo las regulaciones nacionales.
Señor presidente, no es atrevido afirmar que su gobierno ha sido burlado desde fuera por las redes del crimen nacional e internacional, desarrollando así la política del escándalo, lo que sugiere que el crimen organizado acecha y penetra al mundo de la política dominicana y de los medios de comunicación nacionales.
El autor es periodista
Frontera25_@hotmail.com
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