!OH! "AL PODER NO SE LE DESAFIA"

Por Fernando Peña
El presidente Leonel Fernández y las elites del PLD están matando la legitimidad y la estabilidad política de nuestra democracia, el que tengamos un sistema de partidos serios y representativos de la diversidad social.

Esto ha quedado harto demostrado en este proceso electoral de medio tiempo, Leonel Fernández ha castrado la libre expresión y diversidad electoral, con la compra, con dinero del erario publico, de cedula, repartidera de dinero, electrodomésticos, comida, block, zin, madera, y la alteración de actas electorales. Así como la influencia o el dominio de los medios de comunicación.

Él, ha impuesto, le ha dado predominancia al clientelismo como practica política fundamental para ganar adeptos y simpatías transitorias en sus afanes totalitarios y absolutista del Poder.

Pero, así lo que le estan dando es una puñalada mortal a la democracia, que tantas lagrimas, sudor y sangre les ha costado al pueblo dominicano.

Este episodio que vivimos, lidereado por Leonel Fernández y las elites del PLD, con un apetito desbordado de Poder político, desnuda un interés por satisfacer oscuros intereses y una vanidad, una ambición incontrolada de ser representante carismático de nuestra sociedad, ponen en peligro el presente y el futuro de nuestra democracia.

Debe recordar Leonel Fernández, aunque sea en la soledad con su almohada, que el presente y futuro de la democracia se asienta en la voluntad del pueblo, y es del pueblo y para el pueblo, como la frase egregia de Gettysburg.

Alguien dijo con acierto que “el porvenir de la democracia depende de la devoción a sus formas y a la virtualidad de su esencia”.

Leonel, con su practica clientelal y populista ha llevado al pueblo dominicano a abrazar la frase de Alain Touraine, cuando dice: “Hemos llegado a desconfiar de todas las esperanzas”.

Es necesario volver a ver y practicar la política con el enfoque de Don Juan Bosch y Peña Gómez, con esencia ética, de búsqueda del bien común, como la veía la tradición Aristotélica-Tomista.

Aristóteles concibe al política como un ser imbuido de virtudes y conocimiento cuya acción debe orientarse a lograr la felicidad de su pueblo.

Leonel nos ha demostrado que no sigue esa concepción noble y altruista de la política. Él, cual seguidor de Nicolás Maquiavelo, postula, según la practica de su ejercicio gubernamental, que el objetivo de la política es alcanzar el Poder y conservarlo junto con la vida, sin importar los medios a que se recurra…

Para Maquiavelo, tal y como lo muestra Leonel Fernández, los fines del Estado no son éticos y el Príncipe, en su acción de gobernante, debe atender a razones de Estado.

La morar del éxito es la que demuestra las virtudes del gobernante.

Y también se nos presenta Leonel, según su desempeño en este proceso electoral de medio tiempo, como seguidor de la concepción nietzscheniana, que postula que la naturaleza humana se define por poseer una voluntad de dominio que busca imponer.

Pero, cuidado amigos lectores, porque en su obra La Política, Aristóteles nos dice que la desviación o corrupción de la monarquía es la tiranía; el tirano tiene como finalidad su interés personal.

También es bueno recordar que “la vida en una sociedad política se sustenta en el control y equilibrio de Poderes, donde el legislativo tiene un rol preponderante.” Ello garantiza la armonía. La gobernabilidad.

“Todo estaría perdido si el mismo hombre o el mismo cuerpo de los principales, o de los nobles, o del pueblo, ejerciese estos tres poderes: el de hacer las leyes, el de ejecutar las resoluciones publicas y el de juzgar los crímenes o las diferencias de los particulares”. Montequieus.

Todo lo señalado, y la ultima advertencia del presidente del Senado, Reynaldo Pared Pérez, de que “no desafíen al Poder, porque al Poder no se le desafía”, como una muestra, como una consigna propia de un régimen totalitario, nos hace preguntar: ¿Nos abocamos a perderlo todo?
El autor es periodista.
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