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viernes, 29 de julio de 2011

La crisis económica aceleró la salida de Zapatero. Adelanto las elecciones por un desempleo que no baja del 20 por ciento.

Por Alejandro Bianchi | abianchi@infobae.com

El jefe de Gobierno de España adelantó las elecciones por un desempleo que no baja del 20 por ciento. El país colocó deuda a tasas récord y no reviritó la desconfianza de los mercados. El estigma de los PIGS

Los 4,8 millones de desocupados de España son una bomba de tiempo que finalmente explotó. Según los últimos datos oficiales, la falta de trabajo afecta al 20,89% del país a pesar del inicio de las vacaciones de verano -fuente de muchos puestos de trabajos temporales- y de la reforma laboral de comienzos del año que flexibilizó las condiciones de contratación y despido, beneficiando claramente a los empleadores.

Pero el dato que da escalofrío es el desempleo juvenil: 46%. Esta es la razón de las imágenes de los "indignados" que llevaron a España a los títulos de los diarios de todo el mundo. Otro aspecto que influyó en la decisión de Zapatero de irse antes de tiempo es la crisis de deuda. Si bien España tiene una calificación de muy bajo riesgo de default (Aa2, según Moody´s), el mercado descuenta que junto con Italia puede ser el próximo pais en tener que ser rescatados por la UE y el FMI. Por eso España coloca bonos a tasas por encima del 3,7%, un costo récord. Los títulos ya emitidos en meses anteriores pagan una tasa de más del 6 por ciento.

Zapatero sabe que los mercados le bajaron el pulgar. Lo perciben débil más allá de las reformas encaradas que poco efecto surtieron. De hecho, tras el anuncio del adelantamiento de las elecciones a noviembre, el índice Ibex de Madrid revirtió las pérdidas que arrastraba desde el inicio de la jornada.

Con el nuevo clima de incertidumbre generado por el posible default de los EEUU, Zapatero buscó descomprimir la situación de su país. Esperar hasta 2012 para un cambio en el timón político puede ser demasiado costoso para la economía y las finanzas españolas.

El gran error estratégico de Zapatero y el Partido Socialista fue no haber podido frenar la evidente desindustrialización del país. Es un fenómeno que se viene profundizando desde 1996 a la fecha por el boom inmobiliario. Los precios de las propiedades subieron a niveles impensados, se otorgaron créditos masivos que luego la población no pudo pagar. Y el problema es que las casas no se exportan.

La crisis financiera mundial fue impiadosa con España. En 2009 el PIB cayó un 3,7 por ciento. Así se cortó una racha de 16 años de crecimiento ininterrumpido cuando el país era "el nuevo rico" de Europa gracias al turismo, sus exportaciones agrícolas y sus corporaciones financieras y de servicios que se hicieron fuertes en el exterior, especialmente en América Latina.

La crisis fiscal mantuvo la recesión en 2010 (- 0,2%) y no se espera un panorama mejor para este año. El deterioro de las cuentas públicas se potenció. El déficit fiscal pasó de 3,8% en relación con el PIB en 2007 a 9,7%, el año pasado.

El peso de la deuda no es tan grave como el de Grecia (144% sobre el PIB), Italia (120%) o Irlanda, pero empieza a inquietar. En un año pasó de 53% en relación con el PIB al 63 por ciento. El total de las cuentas por pagar es de US$ 2,1 billones.


Sin embargo, el mercado le puso el sello de desconfianza. Ser parte de los llamados PIGS (cerdo en inglés) junto con Portugal, Irlanda y Grecia (la S es por España [Spain] en inglés) es un estigma que le ha pesado mucho desde lo económico hasta lo político.

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