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viernes, 18 de noviembre de 2011

LA DELINCUENCIA Y CRIMINALIDAD EN SANTIAGO

Por Fernando Peña
Las condecoraciones y reconocimientos, las alabanzas públicas, los show mediáticos debieran darse cuando en verdad veamos la aplicación de acciones reales que nos muestren una ciudad segura, donde la población recobre la confianza en ellos, y denuncien sin temor los delitos y la criminalidad de sus barrios o entornos.
Aquí hay que dejarse de alcahuetería y adulonería hacia los funcionarios que están llamados a combatir la delincuencia y la criminalidad, dejémonos de crear falsas imágenes de eficiencia y credibilidad, este no es un problema de belleza, de show mediáticos.
El santiaguero, al igual que los diferentes municipios del país, se siente inseguro y a la vez impotente ante la delincuencia, la criminalidad y el auge del narcotráfico, se percibe la ineficiencia de las autoridades para combatirla.
Una de las expresiones más claras de la crisis de la seguridad publica en Santiago es la perdida de la confianza ciudadana en las instituciones responsable (fiscalía, justicia, policía, etc.) de la seguridad y la procuración de justicia.
Nosotros tuvimos una ciudad segura y tranquila hasta hace años atrás, pero lamentablemente el derrumbe de la seguridad ha sido vertiginoso, al extremo que la gente siente que estamos bajo mínimo en seguridad pública.
Y lo penoso es que la gente desconfía de las autoridades encargada de perseguir los crímenes y delitos, más del 80% de los delitos no se denuncian, por esa desconfianza y porque los tramite son largos y difíciles, y porque creen que denunciarlo es perder el tiempo.
En Santiago, más del 80% de los habitantes considera que vivir en esta ciudad es inseguro. La gente ha dejado de salir de noche, se atienen de usar joyas, de visitar parientes o amigos en horas nocturnas que vivan lejos.
Si bien es cierto que la sociología criminal endosa la creciente inseguridad pública al déficit de empleos, la pobreza, la marginación y la desigualdad social, que particularmente en Santiago han llegado a niveles alarmante, y que el gobierno debió aplicar medidas socioeconómicas adecuadas, no obstante, a sabionda que esas fuentes de criminalidad no pueden extinguirse de la noche a la mañana, las autoridades pertinentes (fiscalía, justicia, PN) debió tomar acciones que reduzcan el índice delictivo en Santiago.
Esas autoridades son responsables de que hoy Santiago se considera una de los municipios más inseguro del país, porque la inseguridad pública erosiona la calidad de vida, la cohesión social, lastima la convivencia civilizada, y de la injusticia social es la más lacerante, la más insoportable, la que más irrita a los ciudadanos.
Las condecoraciones y reconocimientos, las alabanzas públicas, los show mediáticos debieran darse cuando en verdad veamos la aplicación de acciones reales que nos muestren una ciudad segura, donde la población recobre la confianza en ellos, y denuncien sin temor los delitos y la criminalidad de sus barrios o entornos.
¿Cuáles medidas preventivas y punitivas se aplican?
Hay que acabar con la impunidad, porque ella estimula a los delincuentes potenciales a llevar a cabo sus propósitos delictivos, o quienes ya han delinquido a reiterar su conducta.
Si no se detiene, si no se procesan los casos, de abajo y de arriba, publico y privado, se invita a delinquir, porque ven la posibilidad de no ser detenido.
No es solo tomar, sonar los casos de sicariato, de robos menores, de crimen, no, es dar ejemplo verdadero, es mandar señales inequívocas, es someter y perseguir a todos los implicados en el caso de Aduana, en el caso de la auditoria de la Cámara de Cuentas de la gestión pasada del Ayuntamiento de Santiago, ect.
¿Por qué la ineficacia? Sera los bajos niveles de calidad profesional. Porque eso es fundamental en la batalla contra la delincuencia y la criminalidad, eso es conditio sine qua non en la lucha contra la inseguridad pública.
Por ejemplo, no se trata de tener el mayor número de agentes policiales, el problema es que la presencia en las calles de los agentes disuada la comisión de conductas delictuosas y facilite los pedidos de auxilio, pero para ellos hay que lograr que los agentes se logren el respeto y la confianza de los ciudadanos, ese es el primer paso para el combate a la inseguridad pública.
‘’Más importante aun que la cantidad, es la calidad de los policías. Nadie ignora las características negativas de nuestros agentes preventivos, a saber, entre otras, la incapacidad, la prepotencia y la deshonestidad”.
El autor es periodista

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