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sábado, 5 de noviembre de 2011

LA REALIDAD Y LA PERCEPCION

La realidad es física, se puede comprobar, se puede tocar. La percepción es una impresión creada sobre la realidad, pero no es la realidad.
Escribir sobre el tema tiene un propósito educativo. Buscamos que el ciudadano interesado en el quehacer político descubra los objetivos y tensiones creados dentro de toda campaña electoral y mantenga, como votante, la capacidad de interpretar el proceso en el que está envuelto.
En toda campaña política se arriba a un punto en que se trata de modificar la realidad para crear una percepción que beneficia a quienes se desviven por crearla. Y ciertamente la búsqueda de la modificación de la percepción es la confirmación rotunda de la realidad.
Una candidatura colocada por meses en un segundo o tercer lugar conoce quien está colocado en la preferencia de los electores, está en conocimiento de ese hecho, y por la tanto tiene urgencia de crear una impresión que modifique esa realidad.
Dos grupos humanos serán el objetivo principal de este proceso: las fuerzas propias y las del contrario:
Aunque parezca extraño, en primer lugar, los seguidores de quienes desean modificar la percepción son el primer objetivo en la lucha por crear una visión diferente a la realidad, porque es necesario vencer el sentimiento de derrota, crear optimismo y acelerar su movilización. En segundo lugar, las del contrario para producir desaliento y disminuir su ritmo de crecimiento.
Para conducir procesos electorales más allá de la percepción, el camino a seguir es recomendar a los ciudadanos y militantes cuestionar a sus vecinos, a la familia a los compañeros de trabajo sobre sus preferencias electorales. Ser cada uno verificador de la realidad. Y de seguro que si no se ha modificado la inseguridad ciudadana, si los precios de la canasta familiar siguen subiendo, si los barrios siguen comprando agua cara, si la gasolina y el gas continúan inalcanzables, si no tenemos presos a los que cada semana conocemos por sus “indelicadezas” y si todavía no vuelven al patrimonio público el dinero que nos quita la corrupción, de seguro que será difícil que la percepción haya cambiado la realidad. No discutimos el derecho de una organización política al intento de modificar una percepción. Pero le recordamos que es imposible borrar lo que sucede en el día a día. Lo cotidiano estará impregnando la realidad.
El derecho de enseñar a la ciudadanía a enfrentar la lucha por modificar con la percepción la realidad, es vencer ese intento con la verificación de la realidad. A develar lo que hay detrás de la lucha de encuestas. Y siempre será importante la cohesión del grupo a través de la movilización ciudadana, de las masas, siguen siendo herramientas importantes.
Educar y formar para hacer libres de manipulación a la ciudadanía es una responsabilidad de las y los políticos. El día en que lo logremos serán más cortas las campañas, más baratas, con menos déficits fiscal y quizás nunca más escuchemos la frase “me derrotó el Estado”.
Hacer que el proceso irregular de nuestra historia en la formación de clases sociales, que tanto preocupó a Juan Bosch y, que por su componente de subjetividad, explicó muchas veces José Francisco Peña Gomez, sea superado ayudando a los electores a enfrentar la percepción con la realidad, cuidando su voluntad de elegir que es la razón de ser de la democracia.

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