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jueves, 10 de noviembre de 2011

NO PUEDO CALLAR, “A PROPOSITO DEL SILENCIO DE LOS INOCENTES”

Por Fernando Peña
La función del periodista es informar, no ser informante.
La sociedad dominicana ha llegado a unos niveles de cretinismo, de adulonería, de servilismo que espanta, y lo lamentable de esto es que ha arropado a elementos del sector pensante o que se entiende que poseen un nivel de entendimiento y discernimiento aceptable. Ahora públicamente piden la cabeza, exigen que los periodistas que difunden cualquier crítica o cuestionamiento a la fiscal de Santiago deban ser sancionados, esto se torna peligroso porque puede extenderse a todo el que difunda la verdad o formule críticas o denuncias contra el poder público. Quieren presentar al periodista como a un enemigo, pero el periodismo siempre sobrevive y las calumnias, las descalificaciones, la injusticia promulgada, promovida y ejecutada por unos pocos pasan.
Si alguien se siente abusado en sus derechos, de desmanes, ect., tiene que callar, porque la crítica no debe tocar ni con el pétalo de una rosa a bellezas perfumadas por el oropel del Poder que les da la función pública.
Pero, allí es donde surge el periodista comprometido, surge para decir la verdad, para pedir que el funcionario cuestionado por algún comunicador , funcionario o ciudadano, aclare su situación, responda ante lo denunciado, no importa que se le catalogue y se le considere un hombre o mujer dechado de honradez o virtudes.
Pero, a pesar de todo, no se molesten, como decía el Che, si por este oficio digno vienen chantajes, amenazas, descalificaciones, injurias, cárcel, exilio y hasta la muerte, bienvenidas sea.
En lo que toca a la fiscal de Santiago, solo me he limitado hacer pública una denuncia que hiciera en su programa el señor Marcos Martínez, si su denuncia es verdad o mentira no me toca a mí como periodista probarlo.
Particularmente, creo poco en la independencia de la Fiscalía frente al Gobierno y aun menos al PLD.
Lamentable que colegas hayan respondido, en legítimo derecho de defensa de la señorita fiscal, con exclusiones, con pedidos para que se nos cite junto al señor Martínez para que la fiscal nos dé “una pela de lengua” como, dicen ellos, ella sabe darla. Nuestro país señores no anda bien, la situación no está normal.
Se puede aceptar un error humano de un funcionario público, lo que no se puede tolerar es que hayan excesos. Las críticas y denuncias deben ser escuchadas.
A todo esto hay que ponerle ojo, porque el Gobierno está en campaña con la primera Dama de candidata a vice y su candidato Danilo Medina, y utilizan por todos los medios sus dispositivos de propaganda, vigilancia y coacción contra medios y periodistas, y no escapan empresarios y políticos.
Como quieren que la verdad este de un solo lado, arrogándose el derecho de escrachar a los demás. Es una locura. No podemos aceptar que haya gente que tiene la razón y otra no. Lo que tenemos que hacer es discutir con respeto, o es que piensan que la verdad es de los que tienen el Poder. Y el resto, está equivocado.
La función del periodista es informar, no ser informante.
Reconozco los resultados de la fiscal en su profusión mediática, en su actitud de “dama dura”, su relativo logro en castigo a seleccionados delitos en materia de seguridad, valoro su espíritu de trabajo y su inteligencia. Pero, de mi no esperen que omita los notorios lunares de la aplaudida fiscal de Santiago.
El autor es periodista

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