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domingo, 22 de abril de 2012

LA VERDAD SOBRE EL CASO MIGUEL VARGAS

Por Fernando Pena Esta lucha política sin cuartel entre ambos líderes, Hipólito y Miguel, debe terminar, deben conversar y jalar juntos sus carretas políticas. El pueblo, los perredeistas esperan antes del 20 de mayo, que anuncien en acto público su lealtad, sus principios y amistad incondicional. Recordemos que “Los celos en la política, son peores que los celos en el amor”.
Se ha tratado de responsabilizar única y exclusivamente a Miguel Vargas, un empresario-político de larga experiencia, de su ausencia y falta de entusiasmo hacia la candidatura presidencial de su partido, del cual él es su presidente, y junto a Hipólito Mejía, sus líderes principales. Aunque lógico, no deja de ser un desaguisado la estrategia personal de ausencia de la campana electoral del líder perredeista. Aquí nadie puede alegar ignorancia, todos estamos en capacidad de saber con lógica precisión el porqué de ese error cometido por Miguel Vargas, que tiene más errores de fondo que de forma. En la acera contraria, la actitud de Miguel Vargas es aplaudida y azuzada. Para muchos, que ven la forma y no el fondo, su postura es propia de un dirigente escaso de chispa que de un líder político serio. Lo que sí es grave, y que afectaría el liderazgo de Miguel tanto a lo interno como a lo externo del partido blanco es, y que por cierto el no ha salido a desestimar, ni desmentir, es el runrún de que el Gobierno y algunos líderes del PLD, están jugando junto a él a la derrota de Hipólito Mejía. Este clima de opinión existe, y no favorecía en nada el posicionamiento electoral del PRD, poniendo en peligro no solo su ascenso al gobierno, al Poder, sino la posibilidad de que el partido blanco enfrente de una vez y por todos los problemas colectivos de los dominicanos. La sospecha de que el nuevo líder del PRD pudiera ser un lenitivo de la prudencia debida, mezclada con la oscura conciencia de algunos de sus seguidores de apoyar al candidato oficialista le afecta, y quiebra la lealtad a su partido, debilitando la firmeza de los votantes hacia Hipólito Mejía y el PRD. Esa es la gran verdad…lo demás es imprudencia y falta de visión política. Caben, desde luego, otras interpretaciones, pero a veces los políticos escogen las más ingratas para curarse en salud. Tal vez, uno no sabe, Miguel Vargas podría llegar a encontrarse más cómodo con esta situación indeseada, que resulta muy endemoniada también para todos los perredeistas, e incluso para sus rivales. A Hipólito Mejía le cabe también su grado de responsabilidad en todo esto, la gente se pregunta de por qué si él ha tenido la paciencia, la constancia y el desprendimiento con sus aliados del momentos, porque no la ha tenido de igual forma con Miguel Vargas, que es presidente del partido, que cuenta con más de un 50% de apoyo interno, con dominio de las estructuras y con una corriente interna predominante. Claro, Miguel Vargas e Hipólito Mejía deben saber, que el PRD de hoy no es el de décadas atrás, que tenia lideres emblemáticos, rodeados de dirigentes y seguidores que profesaban lealtad al líder, a su pensamiento, ejecución de decisiones, políticas públicas o ideas. Más aun hoy, cuando Leonel-Danilo-PLD han cualquierizado la vida pública nacional, fragmentando las lealtades partidarias e entronizando de manera burda, descarada el clientelismo y el dame lo mío en la actividad política. Esta lucha política sin cuartel entre ambos líderes, Hipólito y Miguel, debe terminar, deben conversar y jalar juntos sus carretas políticas. El pueblo, los perredeistas esperan antes del 20 de mayo, que anuncien en acto público su lealtad, sus principios y amistad incondicional. Recordemos que “Los celos en la política, son peores que los celos en el amor”. El autor es periodista

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