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domingo, 16 de septiembre de 2012

LA TRAICION DE INTIMOS Y COLABORADORES

Fernando Pena ¿Cómo pueden decir ahora que, Miguel Vargas, no sirve como político, líder, presidente del PRD, candidato presidencial cuando hace apenas meses era una constante su servilismo y zalamería con la que insistían a propios y extraños, resaltando su eficacia y sus positivos actos? La lealtad a conveniencia y la traición, no son situaciones novedosas en los entretelones de la política, pero lo sucedido a Miguel Vargas evidencia que, en los laberintos del poder, el amigo, compadre, pariente o colaborador se puede transformar -en circunstancias extremas- en enemigo. A lo largo de la historia el juego de las perversidades trastoca la lealtad en traición y convierte a los renegados en héroes. Con lo sucedido en la pasado convención presidencial del PRD, y lo acontecido a Miguel Vargas en ese proceso, y luego de él aceptar lo sucedido, vale la pena preguntarse: ¿CUANDO SE VALE TRAICIONAR? Al respecto, y en esta época de deslindes, cuchilladas traperas y súbitas conversiones partidistas, conviene leer un pequeño gran libre en el arte de la negación: Elogio de la traición, de Denis Jeambar e Yves Rocaute (Gedisa, 1999). “ ¿Qué es la traición y por qué es necesaria? De acuerdo con los autores la traición, cuando no se vuelve cobardía, es la forma superior de la decisión política; toda vez que acelera la evolución social. Al generar una ruptura con el pasado, es la fuerza motriz de lo público y el medio para evitar las regresiones. Gracias a esto la política se desacraliza, se rompen los mitos anquilosados y se pueden volver a construir nuevas relaciones. Para decirlo de otra forma la traición es la expresión superior del pragmatismo, alojándose en el centro mismo de nuestros modernos mecanismos republicanos: un acto de flexibilidad, de adaptabilidad y antidogmatismo.”Le habrían aplicado estas ideas a Miguel Vargas. Prometo continuar sobre el tema.

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