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miércoles, 24 de octubre de 2012

EL ULTIMO DE LOS GRANDES CAPOS

El narcotraficante colombiano 'Fritanga' espera su extradición a Estados Unidos Por John Otis Daniel “El Loco” Barrera, uno de los narcotraficantes más buscados de Colombia, llega a Caracas el 19 de septiembre, tras su captura, la cual fue coordinada por las agencias de inteligencia de EE.UU., Gran Bretaña y Venezuela. [Reuters/ Ministerio de Justicia de Venezuela] BOGOTÁ — Los colombianos no pueden dejar de hablar sobre los contrastantes estilos de vida de dos prominentes narcotraficantes que hicieron grandes esfuerzos para ocultar sus identidades, pese a lo cual fueron atrapados. Daniel Barrera, alias “El Loco”, era uno de los narcotraficantes más buscados del mundo. Mantenía un perfil bajo en Venezuela, y hasta había intentado borrar sus huellas digitales, quemándolas con ácido, para confundir a las autoridades. En el otro extremo, Camilo Torres, disfrutaba de la buena vida y hacía alarde de su fortuna. Logró falsificar con éxito su propia muerte pero más tarde se delató a sí mismo al celebrar una extravagante fiesta de bodas en una isla del Caribe. Torres permanece ahora en una estrecha celda de una prisión al norte de Colombia y aguarda su extradición a Estados Unidos, donde será acusado por delitos vinculados a las drogas. “El sujeto está listo para ser extraditado”, dijo un vocero de la Procuraduría General de Colombia a Diálogo. “Ya ha sido avisado”. Torres, miembro de alto rango de la organización narcotraficante Los Urabeños, era conocido como “Fritanga” por su costumbre de agasajar a sus invitados con enormes platos de carne frita, una especialidad colombiana. El 1 de julio, la policía de Colombia realizó un operativo en la fiesta de bodas de Torres, que se realizaba en el Hotel Punta Faro, en la isla de Múcura, Golfo de Morosquillo. La región cobró notoriedad por el constante flujo de embarcaciones cargadas de droga que parten hacia Centroamérica. La redada en el hotel marcó el segundo arresto de Fritanga desde 2008 El lujoso hotel — donde una habitación cuesta entre $300 y $700 la noche — se ubica cerca de una mansión abandonada que alguna vez perteneció a Salvatore Mancuso, ex líder paramilitar extraditado a EE.UU. en 2008. Los paramilitares habían secuestrado a nueve personas de la isla en el año 2000. Según una fuente, los propietarios de Punta Faro no tenían ni el menor indicio de que estaban celebrando la fiesta de bodas de un narcotraficante. Torres y su prometida se habían alojado en el hotel en dos oportunidades anteriores y parecían una pareja normal. Pero el tercer día, el de la boda, el hotel estaba atestado de músicos de renombre, actores de televisión y prostitutas, entre los más de 200 invitados; y los dueños del lugar comenzaron a sospechar que había algo más. Torres había abonado la mitad de los gastos del hotel y de la boda por anticipado, pero los dueños no recibieron el resto del dinero cuando el narcotraficante fue llevado esposado. Se trataba del segundo arresto de Torres. En 2008 había sido detenido por delitos vinculados a las drogas, pero fue liberado posteriormente. Luego salió de circulación hasta que falsificó su propia muerte en 2010, tras convencer a un médico para que hiciera un certificado de defunción falso. Resultó ser que el doctor, Augusto Gallego, capturado el 7 de agosto, podría haber ayudado al menos a otros dos narcotraficantes y líderes paramilitares a falsificar sus propias muertes para evitar ser capturados. Falsificar la propia muerte: táctica popular entre capos de la droga De hecho, el centro de estudios de Bogotá Insight Crime sostuvo que simular la propia muerte es una de las tácticas más logradas para que los traficantes eviten ser detenidos. Luego de que el ex líder del cártel de Juárez en México, Amado Carrillo Fuentes, muriera durante una fallida operación de cirugía plástica en 1997, muchos mexicanos creyeron que el capo había simulado su propia muerte y que estaba en libertad. Más recientemente, según destaca Insight Crime, algunos especialistas sostienen que el líder del cártel de la droga La Familia Michoacana conocido como “El Chayo”, podría haber falsificado también su propia muerte. Si bien fue muerto en un enfrentamiento con la policía mexicana en 2010, su cuerpo nunca fue hallado. Aunque no existe evidencia alguna, se especula que podría haber simulado su muerte para asumir clandestinamente el control del cártel Los Caballeros Templarios. Falsificar la muerte también había funcionado para Fritanga, hasta que se delató en su noche de bodas. Por contraste, Barrera, alias “El Loco”, por su carácter violento, intentó confundir a las autoridades colombianas cambiando su identidad. Trabajó tanto para las guerrillas de las FARC como para los paramilitares en los últimos 20 años, hasta construir una enorme red de narcotráfico en Colombia. La prensa local informa que Barrera le amputó el dedo derecho de uno de sus hermanos muertos para legalizar documentos financieros y comerciales sin ser detectado. Pero las fuerzas de seguridad lo cercaron a fines de la década de 2000, cuando se trasladaba por la frontera hacia Venezuela. Barrera mantuvo bajo perfil en Venezuela A diferencia de Torres, Barrera llevaba un estilo de vida modesto durante su estadía en Venezuela. Se hacía pasar por un estanciero local y a menudo se alojaba en una posada barata en la ciudad fronteriza de San Cristóbal, también lugar de nacimiento de Ilich Ramirez Sánchez, un terrorista conocido con el apodo de Carlos El Chacal. Barrera evitaba los guardaespaldas y en cambio se trasladaba con alguna mujer, quien hacía las veces de chofer. También utilizaba teléfonos fijos en lugar de celulares. Según la Policía colombiana, Barrera se había sometido a una extensa cirugía facial y había perdido muchos kilos para cambiar su aspecto. Hasta había intentado quemar sus huellas digitales con ácido en una sartén. “Era muy gracioso y retraído”, comentó un empleado de la posada al diario londinense Daily Telegraph “Daba buenas propinas y no quería ser molestado. Habíamos observado marcas en sus manos, pero nunca imaginamos que se había provocado deliberadamente las quemaduras él mismo”. El acto de desaparición de Barrera culminó en septiembre, cuando las autoridades colombianas detectaron su presencia en San Cristóbal y alertaron a las autoridades venezolanas. Luego procedieron a pinchar 69 teléfonos públicos que Barrera pensaba usar para contactarse con sus asociados comerciales y familiares, informó el Ministro del Interior de Venezuela, Tarek el Aissami. Las autoridades venezolanas arrestaron a Barrera el 18 de septiembre, mientras hablaba desde un teléfono público. Al momento de su captura, llevaba un documento de identidad colombiano falso, con el nombre de José Tomás Lucumi Popo. Posteriormente, el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, celebró la caída de Barrera, llamándolo “el último de los grandes capos”.

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