TRADUCTOR

miércoles, 17 de octubre de 2012

REFORMA FISCAL ¿INTEGRAL?

Por Erick Stern Comas 1 de 3 Esta es una misiva a todos los dominicanos con el objetivo de motivar la reflexión sobre el momento histórico que estamos viviendo en nuestra sociedad virtud de la mal llamada “reforma” tributaria. No podemos dejarnos engañar por promesas o “datos” económicos, los cuales siempre son manipulados. La verdad sobre la “reforma” fiscal es que se nos prometió una reforma fiscal INTEGRAL, pero nos fue ofertado un simple proyecto de aumento impositivo. Ante esta decepción, sólo una idea tiene cabida: los dominicanos no podemos permitir la exacción de un centavo más de lo producido por nuestro trabajo hasta que el gobierno concierte con nosotros una reforma integral del gasto público, incluyendo los salarios públicos. Como entusiastas del derecho tributario es nuestro deseo y deber plantearles a todos los hermanos y hermanas dominicanos algunas sentencias sobre el proyecto que ha salido de las filas del gobierno y su equipo económico, el cual puede ser catalogado de “irresponsable”. El esquema a seguir en este escrito será el siguiente: 1) Expondremos las falacias en las cuales el gobierno justifica el aumento de los impuestos; 2) Analizaremos los principales gravámenes que el proyecto gubernamental propone; 3) Desarrollaremos algunas ideas propias: a) La idea de que si bien es necesaria una reforma, es una reforma integral de todo el sector público lo que deseamos; y b) propuestas personales para esa reforma del sector público, propuestas que opinamos, el gobierno no ha querido hacer por miedo, vituperio o desinterés. Antes de proceder, aclaramos que el presente análisis es fruto de una lectura conciente del proyecto de reforma presentado por el gobierno el 4 de octubre llamado “Propuesta para discusión: Componente Fortalecimiento de la Capacidad Recaudatoria del Estado para el Desarrollo Sostenido”, así como una recopilación de ideas provenientes de diversos artículos de la prensa nacional. Al día de hoy, 12 de octubre, ya ha sido revelado que el déficit enfrentado por la República Dominicana es de 187 mil millones de pesos, el más grande y preocupante en toda su historia. Las causas de ese déficit han sido explicadas a medias y serán abordadas en párrafos posteriores. Las 4 mentiras El gobierno fundamenta la necesidad de la reforma fiscal en cuatro postulados falaces que si bien representan realidades tangibles, no suceden tal como el gobierno las quiere plantear. Como ciudadanos concientes nos corresponde, más que decir NO A LA REFORMA, decir, “la reforma no procede porque no se han discutido las razones en las cuales se fundamenta”: 1-“El gobierno necesita más dinero para alcanzar el 4% para la educación”. Esta es una cruzada noble para la cual todos estamos conscientes de que se requiere un sacrificio enorme y debemos reconocer los esfuerzos presupuestarios que se han llevado a ERICK STERN COMAS cabo para lograrla. De acuerdo a la prensa nacional, parece ser que el gobierno ha venido asignando muchos más recursos cada año a la educación preuniversitaria desde que iniciara el movimiento amarillo: 1.637 millones de dólares, equivalentes al 15.3% del gasto público, fueron presupuestados este año. No obstante, la cifra apenas alcanza un 3% del PIB, por lo que el gobierno sigue lejos de cumplir el mandato de la ley (la ley de educación plantea que debe invertirse el que sea más alto de los dos: o 16% del gasto público o 4% del PIB). Debe resaltarse, además, que gran parte del dinero hasta hoy invertido va a “obras” o gastos de capital, cuando el artículo 198 de la ley 66-97 establece que el 80% del gasto en educación debe ser corriente, es decir, inversión en maestros, libros, programas especiales, etc. Deben inspeccionarse detalladamente los gastos de capital en consideración a la fuerte sospecha que existe en nuestro país de que los contratistas del gobierno suelen sobrevalorar sus obras entre 20 y 25%. De antemano debemos aclarar que este no pretende ser un artículo sobre las bondades o maldades de la educación, sino uno que desmienta al 4% como raison d’ etre de la reforma. El alegato de nuestro gobierno parece ser que debido a que tiene gastos importantes, simplemente no puede colocar 4% del PIB en educación, por lo que su tarea es recaudar más a fin de poder cubrir sus demás gastos, e invertir en educación libremente. Esto se desmorona por dos razones: 1- La primera es que si lo que se requiere es un porcentaje (4%) y no un monto específico, al gobierno no le valen excusas, simplemente debe retirar el dinero de otros sectores y transferirlo a educación, para cumplir el mandato de la ley, proponiendo nosotros que lo retire de los numerosos sectores infuncionales que mantiene, como INESPRE, la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado, El Consejo Estatal del Azúcar, La Comisión de Reforma a la Empresa Pública, la Liga Municipal, etc. 2- Si en verdad hace falta dinero específicamente para educación, ¿por qué no se establecen contribuciones atadas a fin de recaudar solamente para este sector, en lugar de aumentar las arcas del gobierno en general? Si el gobierno recauda 100 e invierte 8, la inversión es de 8%, pero si llegase a recaudar 200 e invirtiera 16, seguiría invirtiendo solamente 8%, por lo que el gobierno tendría que invertir 32 para llegar al 16%. En ese caso, si se aumentan las recaudaciones en general, ¿qué pasa con el dinero recaudado en virtud de la reforma que no va directamente a educación?, que en nuestro ejemplo serian 76 pesos. No existe plan para gastarlo ni razón para recaudarlo, por lo tanto, no es necesario. No podemos fiarnos de la palabra de un gobierno con un mes en el poder. El partido que actualmente controla el Poder Ejecutivo, también controla las dos cámaras del Congreso; si en verdad se hace imposible cumplir la ley de educación, ¿por qué no la cambian? Algunos dirían que porque les sirve de excusa para seguir aumentando la carga tributaria. Sea cual sea la razón, a 15 años de la ley 66-97, no deberían quedar más excusas. 2-“La República Dominicana goza de muy baja presión tributaria, esta debe aumentar a un nivel equiparable con los de la región para propiciar una economía más sana” La presión tributaria en RD es actualmente un 13% (dato oficial, pero CIA World Factbook la coloca en 14.1%, aunque sigue siendo una de las más bajas del mundo). El gobierno quisiera aumentarla a 20%, para ir a la par con diversos países de la región (en países desarrollados la presión oscila entre 30 y 40%), pero por el momento se conforma con un 15%. Su argumento es que los dominicanos la tenemos bien fácil porque tenemos baja presión tributaria. Ante ese argumento, muchos alegarían que no nos corresponde pagar impuestos a nivel de países ricos, especialmente porque nuestras contribuciones nunca repercuten en beneficio de la población y debemos incurrir en gastos extra para asegurar energía, agua, seguridad, educación, salud, transporte, etc. Lo cierto es que estos argumentos son innecesarios ya que aquello de la baja presión tributaria es una tergiversación de los datos (una mentira, en otras palabras). Nos explayamos: La presión tributaria se calcula de esta manera: PT= PIB ÷ ingresos recibidos por el gobierno en razón de impuestos internos. En otras palabras, la Presión Tributaria mide cuanto aportan los ciudadanos al Estado en comparación con el PIB, lo que permite determinar si los agentes económicos están contribuyendo en razón de sus ganancias; esta es la razón por la cual el presidente Fernández dijo que el gobierno se había quedado pequeño en comparación con la economía. No obstante, nuestra propuesta es que este dato, si bien es cierto, a) no es culpa de la población y ésta no debe cargar con la solución, b) el PIB es calculado de una forma tal que esconde la realidad tributaria de la mayoría de dominicanos, que sí están sometidos a alta tributación. 1- Las principales tasas de impuestos en República Dominicana son: 29% de Impuesto sobre la Renta (ISR), 16% de Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS), 1% de Impuesto sobre los Activos (ISA), diversas tasas entre el 7 y el 16% de Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), 1% de Impuesto a la Propiedad Inmobiliaria y 3% sobre Sucesiones o sobre transferencias Inmobiliarias. Dicho esto, la presión tributaria se calcula en base al PIB, tomando en cuenta no la tasa de impuesto contenida en la ley, sino la cantidad de dinero efectivamente recaudada, por lo que cuando hay mucha evasión, la presión tributaria baja. En ese entendido, el gobierno propone aumentar los impuestos a sectores que no evaden (o que les es imposible evadir, por ejemplo, los consumidores de productos no pueden evadir el ITBIS de ninguna forma, porque viene siempre aparejado con el precio, ni los ahorrantes, porque el banco les retendría de sus intereses, etc.) para compensar por la evasión, obligando a pagar más a los que siempre pagan. Esta historia de nunca acabar constituye la mayor injusticia que nuestro gobierno quiere cometer contra sus propios habitantes y, a riesgo de levantar sospechas, vale la pena preguntarse, si las fortunas millonarias declaradas por varios funcionarios han pagado los debidos impuestos durante su proceso de formación. 2- El PIB es calculado según la siguiente formula: P= C+I+E+G o mejor dicho PIB= Gastos de los consumidores+ Inversiones hechas en el país+ Exceso en las exportaciones (superávit en la balanza de pagos) + Gastos del gobierno. Todos estos elementos arrojan una luz negativa sobre el cálculo del PIB y la efectividad de la presión tributaria. Primero, los grandes consumidores, en un país sin ingresos y contaminado por la evasión, el lavado y la corrupción administrativa, crean una percepción falsa de alto consumo, cuando la mayoría de la población subsiste con menos de RD$ 10,000.00 al mes. Segundo, los gastos del gobierno, que incluso el subdirector del FMI para el Hemisferio Occidental, Miguel Savastano, calificó como superiores a lo que recomendable, generan una distorsión a la hora de calcular la presión tributaria porque aumentan el PIB, pero no pagan impuestos. Tercero, además, renglones importantes como el turismo, la zona franca y empresas acogidas a leyes de incentivo, la minería, el transporte, la educación, la salud y los bienes agrícolas (estos cuatro últimos no pagan ITBIS), etc., todos aumentan el PIB, pero ninguno paga impuestos, o pagan muy poco. De hecho, en un estudio del 2009 titulado “Evolución de la Presión Tributaria: El impacto de las reformas tributarias y de la crisis mundial”, la DGII admite el divorcio entre PIB y la recaudación. Por ejemplo, el combustible salido de REFIDOMSA en el 2008 representó el 0.2% del PIB, pero el 14% de las recaudaciones. Por otra parte, las exportaciones de azúcar representaron el 7.7% del PIB, mientras contribuyeron solamente el 0.4% de las recaudaciones (las exportaciones tampoco pagan ITBIS). El ejemplo más claro es el del comercio, que representó el 8.5% del PIB, pero el 23.8% de las recaudaciones. Si analizamos bien esta realidad, veremos como el gobierno pretende aumentar impuestos en base a la siguiente premisa: “El país produce 100 y se recaudan 13, por ende, la presión tributaria es poca”, cuando en realidad lo que sucede es que los contribuyentes producen una parte mínima, digamos 40 y pagan 13 (equivalente al 32%) y los sectores exentos (incluyendo gobierno) gastan y producen 60, pero contribuyen 0, desvirtuando las estadísticas. Esto no quiere decir que los sectores exentos sean responsables del debacle fiscal, sino que la presión tributaria arroja una conclusión desembarazada de la realidad. 3- Por último, en la República Dominicana, según el artículo 296 del Código Tributario, las personas físicas gozan de una exención contributiva según la cual si ganan menos de RD$ 400,000.00 al año, no deben pagar impuestos sobre la renta. Ya que RD$ 400,000.00 al año equivale a RD$ 33,000.00 al mes y como se estima que el 35% de la población dominicana vive bajo la línea de la pobreza, no es una sorpresa que no muchos dominicanos paguen impuestos, ya que simplemente ganan demasiado poco. En una charla impartida el 11 de octubre en la Cámara de Comercio de Santiago, el economista Henri Hebrard establecía que el Impuesto Sobre la Renta representa el 25% de las recaudaciones tributarias, pero que el 85% de los dominicanos económicamente activos no gana lo suficiente para tener el privilegio de pagar este impuesto, razón por la cual parece que pocos dominicanos contribuyen, cuando lo cierto es que auténticamente no están en condiciones de contribuir. Para expandir nuestra reflexión, según estos datos, podemos concluir que el ISR es una contribución sustanciosa sufragada únicamente por las clases más favorecidas, por lo que puede incluso decirse que es un impuesto justo, al tomar de los que tienen capacidad para dar. No obstante, la “reforma” fiscal pretende gravar más los productos de consumo necesarios, con un mayor ITBIS y un mayor número de productos gravados. Esto elevará necesariamente el costo de vivir (alimentarse, vestirse, alojarse, ahorrar…), repercutiendo en todos los estamentos de la sociedad. Bajo estas condiciones, será todavía más difícil iniciar un negocio o producir dinero, por lo que se reducirá la inversión, la generación de empleo y los ingresos de la población, lo que se traducirá en dos cosas: a) el dinero recaudado también disminuirá y 2) la población perderá su seguridad económica y tendrá que gastar más de su dinero en simplemente vivir, perdiendo sus pocos “gustos” (beber alcohol, viajar, comprar ropa de marca), todo lo cual fomentará el descontento social, la violencia y la apatía. 3- “El gobierno tiene un déficit, para este año, de más de 58 mil millones de pesos, por lo que estamos dispuestos a negociar la forma, pero debemos recaudar esos montos”. El gobierno atribuye ese déficit a los subsidios (12 mil millones de pesos), a la amortización de la deuda publica y al déficit cuasi fiscal (deuda del Banco Central) del año 2002, pero lo cierto es que no existe tal déficit. Nos explicamos: El gobierno elabora presupuestos cada año considerando lo que va a gastar y de donde lo va a cubrir y siempre, igual que en muchos hogares dominicanos, calcula un déficit operacional manejable (dinero que “hay” que gastar, pero no se tiene) que puede luego compensar endeudándose o emitiendo bonos soberanos. El presupuesto para el 2012 contemplaba un déficit de 22 mil millones de pesos, pero los gastos programados ya eran de por sí 40 mil millones de pesos mayores a los presupuestado para el año anterior (390 mil millones en 2011 y 430 mil millones en 2012). Al final, como dijo el Ministro de Economía, “no se recaudó lo que se esperaba”, pero tampoco se gastó lo que se esperaba, ya que como revelan los datos proporcionados esta semana, el déficit del año 2012 ascendió a 187 mil millones de pesos, 8.5 veces más que lo contemplaba el artículo 3 de la Ley 294-111 de presupuesto para el 2012. En conclusión, sí existe un déficit que los dominicanos debemos cubrir, el déficit contemplado en la ley de presupuesto nacional, no el descalabro actual cuyas causas el gobierno central no ha compartido en su totalidad, aunque bien puede sospecharse que se originó en ocasión de la campaña electoral y el inmenso programa de obras que coincidió con el cierre de esta misma, obras que, como se recordará, fueron inauguradas sin estar en condiciones para funcionar. Ahora el gobierno pretende desbancar los bolsillos de la población para cubrir un déficit no admitido por nuestros legisladores, pero los dominicanos no podemos consentir el aumento de un sólo por ciento de nuestros impuestos hasta que los sectores “deficitarios” del gobierno sean revisados para que dejen de ser “barriles sin fondo”. Entre estos “barriles” resaltan el sector eléctrico, el de transporte público, las obras públicas y los salarios de los funcionarios.

No hay comentarios: