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martes, 1 de noviembre de 2016

El enfrentamiento a la corrupción en dominicana

Fernando Peña La naturaleza humana indica y nos muestra que en lo más íntimo de nuestro ser queremos tener algo más que lo que tiene la persona de al lado y de la forma más rápida posible. Célebre pecado capital “la Codicia”, razón por la cual se cae irremediablemente en corrupción una y otra vez, como vemos a lo largo de la historia. - El Código de Hammurabi creado en el año S. XVIII a.d.C., ya contenía normas contra la corrupción de los funcionarios, y no es este un caso aislado, toda vez que, en la antigua Roma, Grecia y Egipto, se ha rescatado documentación de corrupción política en estos estados. Los filósofos griegos más importantes Aristóteles y Platón, como también diversos autores de la Edad Media califican a las formas de gobiernos como buenas o malas, justas o injustas, puras o impuras en función de cómo se gobierna en beneficio propio o del otro. En todos los gobiernos en menor o mayor medida existen casos de corrupción, tráfico de influencia, etc. La actitud puede ser o lo esconde o lo enfrenta. En República dominicana hay y ha habido casos de corrupción. Y se han enfrentado. Y se han llevado a la justicia, y el resultado de la mayoría no ha llenado las expectativas de la sociedad, de la clase política de la oposición y hasta del gobierno. Cuando desde el Estado se niega la existencia de hechos de corrupción, lo que fomenta es la institucionalización de prácticas contrarias a la norma. Las leyes prohíben hacer algo, pero como en los hechos eso se valida, esas prácticas contrarias a la norma terminan siendo aceptadas. Si el Gobierno y las instituciones no ponen límites, la corrupción se institucionaliza. Pero, se desnaturaliza cuando la oposición política usa la denuncia y la lucha de corrupción como arma política. Se le observa que con el tema de la corrupción intentan sembrar un estado de desconfianza generalizada con el único objetivo de hundirnos. Ahora, con incentivo del embajador de EEUU en el país, James (Wally) Brewster, la corrupción se ha instalado en forma permanente en la agenda pública. Es como si quisieran y procuraran que el gobierno se embarque a investigar casos específicos ilícitos cometidos en los últimos tiempos, también que sea inflexibles con sus propios funcionarios. Todo esto luce una maniobra. De doblarle el pulso al presidente Danilo Medina y bajarle sus niveles de popularidad y aceptación ante las y los ciudadanos. La oposición habla sobre lo prohibido, la corrupción, en un intento por aparecer combatiendo aquello que, en realidad, han protegido durante los años y décadas que le ha tocado gobernar o estar en las instancias de Poder. Y que quizás, y sin el adverbio de dudas, no resistirían un arqueo de sus teneres y vida acomodadas a costa del erario público. El autor es periodista

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