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miércoles, 16 de junio de 2010

SANTIAGO Y EL CRIMEN ORGANIZADO




Por Fernando Peña

Franklin Almeida Rancier, el mayor general Guillermo Guzmán Fermín y la fiscal de Santiago Jenny Berenice se reunieron con la prensa local para informar que la criminalidad en esta ciudad ha disminuido en los últimos años.

La gente se burla de esas declaraciones. Con ella les hacen un flaco servicio a su gobierno y al presidente Leonel Fernández.

Las estadísticas son pluma de burro. Son solo parte de un teatro montado con el fin de realizar mucha propaganda y obtener ventajas políticas.

Es bueno recordarle a los que montaron la rueda de prensa para hablar de disminución de estadística contra el crimen organizado en Santiago, que “en Nueva York, Giuliani y su política de “cero tolerancia”, que en su tiempo fue aclamada por la derecha norteamericana, como el “non plus ultra” factor político anti-crimen; ahora se descubre que fue toda una payasada jugada en el contexto de relaciones públicas. Se falsificaron las estadísticas de disminución del crimen e incremento de la seguridad ciudadana. Por esta razón, deben comparecer ahora, ante los tribunales, el jefe de la policía y otros funcionarios de la época de Giuliani.”

Santiago es escenario del sicariato, de las drogas y el crimen organizado. El último caso ha sido el cobarde atentado al jurista y comunicador Jordi Veras. Se había informado que esa rueda de prensa era para ofrecer datos sobre este caso, pero cambiaron a ultima hora los papeles y decidieron hablar sobre la supuesta disminución del crimen organizado en este municipio, disminución que para la ciudadanía y todos los sectores de esta ciudad está en sus mentes, porque a diario hay robos, asesinatos, raterías, venta y consumo de drogas, ect. La gente vive en miedo y espanto. Esa es la realidad.

Da pena, preocupa, que ante la gravedad de los hechos, no se conozcan públicamente ni las ideas de cómo enfrentar el problema, solo conocemos la de siempre: “!represión, represión y mas represión!” o las hipócritas cifras de que la violencia ha disminuido en Santiago.

Los sectores de mandos del país, de Santiago, deben asumir una actitud autocrítica, por su responsabilidad ante la violencia y el crimen organizado, la violencia delictiva que angustia e intranquiliza esta ciudad y ha puesto en jaque a toda la nación.

Este país hay que darle un nuevo rumbo, hay que dejar de apoyar las políticas públicas que solo nos han llevado al desorden económico y social; dejar de apoyar las políticas de corrupción e impunidad. No hemos sido capaces de ordenar ni el transporte publico, de exigir a los Síndicos el ordenamiento de la ciudad, de las finanzas del Cabildo, de liberar el centro histórico del desorden, la arrabalisación y el caos.


Creen que dando unos bonos, unos pesitos a los necesitados resuelven el problema, y lo que hacen es acrecentarlo, por no aplicar una política seria de generación de empleo, la reactivación de estructuras productivas, suministro de aguas potable, energía, sanidad , escolaridad y profesionalización.

Recuerden, la desigualdad, la falta de empleo, de educación, de salud, de comida, promueven la violencia, crean violencia, es en sí violencia.

Oigan bien, por lo que vemos día a día en nuestro país, el Poder, el Gobierno, con su actitud, están abriendo la posibilidad de que definitivamente, el crimen organizado, el narcotráfico, como en México, gane la batalla, y lo más peligro, empuje a la abstención de un espacio político.


Nadie puede negar el crecimiento y el poderío del narcotráfico y el crimen organizado en nuestro país. Si el presidente Leonel Fernández no toma con seriedad este problema, ellos transformaran su poder económico en poder político, avanzaran hasta corromper e infiltrar toda el área del Poder. Evidencias hay de que ya lo han estado haciendo.

Han llegado al extremo de que ya tienen representantes en Medios de Comunicación, Producción y Servicios, etc. Y generan empleo. Así, cientos de miles de jóvenes en plena fuerza vital, sin oportunidades, más cientos de miles desempleados y otros tantos mal pagados, son recursos potenciales del narcotráfico y el crimen organizado.

Lamentablemente, en nuestro país, es triste decirlo, a los nueve o diez años, un hijo del pueblo tiene que comenzar a “buscársela”, para sobrevivir o contribuir a la supervivencia de su familia.

Ese es el gran problema que hay que enfrentar, aparejado con una política clara y definida contra el narcotráfico y el crimen organizado.

Desde ahora debiera el Gobierno, y más que del Gobierno, convertirse en una exigencia de los sectores de mando del país, la implementación de un coherente y serio Plan, una línea defensiva contra el crimen organizado y el narcotráfico, que empiece con la reforma al Código Penal, reforma al sistema judicial, desarme general, creación de cuerpos especializados de policía bien pagados, reforma del sistema penitenciario, un departamento de investigación anticorrupción, un plan para el control sobre protección de testigos y sus familiares, etc.

Concomitantemente con ello, para hacer efectivo el ganarle la guerra al crimen organizado, debe implementarse una estrategia ofensiva, atacar el cuartel general del crimen organizado, que está en algunas de nuestras instituciones financieras y sus representantes. El negocio del crimen es con dinero “cash”. No lo guardan en el colchón, los canalizan a través de instituciones financieras, o sea, hacen “Lavado”.

Por ello, una estrategia para vencer al crimen organizado, tiene en primer lugar que hacerse de los instrumentos legales que permita poner en práctica un control minucioso de los movimientos de las instituciones financieras del país y así seguir las pistas a los movimientos de capitales. Claro, esta tendría que ser una política coordinada con lo países centroamericanos, México, Estados Unidos, Europa.

El día que en nuestro país se empiecen hacer estas cosas, podremos hablar de combate al crimen organizado y al narcotráfico. Cuando investiguemos y demos a conocer de dónde, cómo y por dónde, nacen o se encumbran en los últimos decenios algunas riquezas privadas de Republica Dominicana? Ahí es donde se encuentra el verdadero frente de la guerra contra el crimen organizado y el narcotráfico.

¿Pueden justificarse esas riquezas, o hay enriquecimiento ilícito, y en caso de que puedan justificar los beneficios, hay consonancia con los impuestos pagados o debidos?

Solo así se llega a la victoria contra el crimen organizado.

Mientras tantos, por favor, déjense de payasadas, de estadísticas, si le falta capacidad, voluntad y medios, al menos respétennos, no nos ofendan la inteligencia.

Después del atentado contra Jordi Veras, muchos dominicanos han pensado abandonar el país, porque no se quieren ahogar en el pantano de la corrupción, la violencia y el crimen organizado.

El autor es periodista
Frontera25_@hotmail.com

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