TRADUCTOR

viernes, 2 de julio de 2010


La idolatría surge en la corrupta y vieja Babilona. De allí, es esparcida como polvo por todas las naciones del mundo, y su vigencia, es claramente observable en las diferentes culturas de los pueblos de la tierra.
Dios abomina con severidad la idolatría, y advierte con juicio contra aquellos que la practican:
«Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses» (Is.42:15).
«Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas… los idolatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda» (Ap.21:8).

No hay comentarios: