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sábado, 10 de septiembre de 2011

EL DESAFIO DOMINICANO


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Por Fernando Peña
"Odio la pluma que no vale para clavar la verdad en los corazones y sirve para que los hombres defiendan lo contrario de lo que les manda la verdadera conciencia, que está en el honor, y nunca fuera de él". José Martí

Bajo el titulo “El Desafío Dominicano” saldrá en unos días a la venta mi libro que trata sobre el candidato presidencial Don Hipólito Mejía y las mentiras de Leonel, es de honor que donde me han abierto la ventana de expresión, donde me permiten mi atalaya de desahogo de a conocer de forma exclusiva algunos capítulos del mismo. Veamos:

LA CONVENCION QUE DA A HIPOLITO GANADOR
Demostrado esta que detrás de la lucha entre dos hombres, detrás de la aparente lucha de ambiciones personales, se oculta un conflicto de intereses sociales. Y la lucha entre Hipólito y Miguel a lo interno del PRD no es la excepción.

O sea, sectores y grupos sociales canalizan a través de Hipólito Mejía y Miguel Vargas sus aspiraciones sociales, económicas, políticas. No es solo la lucha de dos dirigentes que se disputaban la candidatura presidencial.

Ahora bien, en el caso de Miguel e Hipólito no existe contradicción de clase. No hay grandes contradicciones en los puntos de vistas de ambos líderes acerca de los problemas nacionales, del futuro de nuestra sociedad, de la crisis económica y la manera de enfrentarla, sus opiniones sobre las alianzas, ect. Sobre ese aspecto ninguno manifiesta concepción social diferente, sus fuerzas económicas y políticas no tienen rumbos distintos para el país.

Tanto Hipólito como Miguel son vehículos en el PRD de aspiraciones de poderosos grupos económicos nacionales y extranjeros que ven en esos líderes un representante de sus intereses. Y representan a la vez los sueños y aspiraciones de miles de hombres y mujeres del PRD y del pueblo dominicano.

Todo ello tiene que ver con el proceso de derechización que ha experimentado el PRD desde la muerte de su líder progresista y democrático, el doctor José Francisco Peña Gómez.

El liderazgo de Peña Gómez se sustento siempre en las masas empobrecidas del PRD, en sus dirigentes que no habían perdido su fe en los cambios sociales. Era un grupo liberal, burgués nacional, que al día de hoy está fuera de control en los mandos de decisiones del partido blanco, en las elites perredeista.

Al salir del poder Hipólito Mejía, con su popularidad maltrecha, con un PRD reducido en el favor del electorado y la población dominicana, Miguel Vargas se lanza a la ingente tarea de recomponer al partido blanco, de renovar sus cuadros dirigenciales y de colocar a la organización en la cresta, nueva vez, de la popularidad y el favor de los votantes.

La tarea no fue fácil, mas cuando, levantando la idea de un nuevo PRD, acorde a los nuevos tiempos, una forma nueva de hacer política, decente y científica, se enfrento de manera frontal a los acólitos de Hipólito Mejía, que veían maltrecha su incidencia y control del partido.

Con la dirigencia media y alta a su favor, con el control de la matricula de síndicos, regidores y senadores apoyándole, era innegable que los que apoyaban a Miguel Vargas sintieran el triunfo de la convención a su favor.

Graso error…representando los mismos intereses, no existiendo lucha de clases, el movimiento de adeptos, la mudanza de lealtades era previsible a último momento. Mas el aceptar Miguel Vargas la realización de una convención abierta, pero sin control y fiscalización efectiva, le seria cuesta arriba contar solo los votos de los perredeistas, mas cuando el voto afectivo había sido bien trabajado por el ex presidente, hoy candidato y seguro nueva vez presidente Hipólito Mejía.

Esta es la verdad y todo lo demás es pura teoría.

La convención demostró que no deben darse los perredeistas como meta relegar, desterrar la ortodoxia dirigencial, que es un peso cualitativo sobresaliente, avalados por resultados inequívocos con los de aquí (PRD) y con los de allá (PLD, PRSC).

La identidad de Miguel Vargas, de su grupo o sector en el PRD, no ha servido para propósitos ajenos al partido blanco, porque al igual que el sector de Hipólito Mejía, son perredeistas químicamente puros, pensando siempre en la unidad y la fortaleza del Partido.

Hipólito gano, bajo la circunstancia que sea se impuso en la convención del partido, el es el candidato presidencial, se impone que bajos normas civilizadas de comportamiento, respetando los acuerdos, respetando una equilibrada y armonicaparticipacion todos se integren al triunfo del partido y su candidato, que les pongan cese al revanchismo y la diatriba infecunda.

Miguel Vargas y sus seguidores, en esta convención, sin lugar a equivoco que salieron fortalecidos, con una fuerza y un peso cualitativo incuestionable, convirtiéndose en un ente catalizador de la coexistencia en las contradicciones y de la unidad en la divergencia.

Miguel Vargas al aceptar el triunfo de Hipólito Mejía, al proclamarlo como candidato presidencial del partido ha contribuido al robustecimiento institucional y al fortalecimiento de su liderazgo indiscutible en PRD.
Por ello, todos unidos, levantemos la consigna ya hecha popular de ¡Llego Papa!

¡HIPOLITO PRESIDENTE! Es el reto que tenemos todos los dominicanos, todos los hombres y mujeres que amamos esta tierra.

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